Los industriales girasoleros están intentando generar confianza en el productor, y el argumento para convencerlos son las buenas condiciones climáticas para el girasol y la tendencia de precios alcistas que, espera la industria, presentará el cultivo a largo plazo.
Santiago Sánchez, a cargo del Departamento de Investigaciones Económicas de Aceitera General Deheza (AGD), aseguró en diálogo con Infocampo: “Estamos tratando de incentivar al productor para que siembre más girasol, porque la industria de molienda está necesitando más producción”.
Es decir, más materia prima para fabricar aceite de girasol.
El sector industrial, detalló el directivo de la firma cordobesa, “está en condiciones de procesar tres veces más de lo que hoy se está moliendo”.
Sánchez destacó que “es un buen momento para sembrar girasol debido a los buenos precios, tanto externos como internos”.
Los precios fordward, en este sentido, llegan a los 300 dólares por tonelada para el aceite de girasol.
Sumado a esto, la llegada de La Niña provocaría un año seco. Frente a estos pronósticos, Sánchez resaltó que el cultivo de girasol funciona bien en condiciones de sequía, en comparación con otros cultivos.
Estos dos factores, clima y precios, quiere la industria que tienten a los productores para sembrar girasol. “En la Argentina se llegó a producir casi siete millones de toneladas, hace una década, pero hoy ese volumen cayó hasta los casi 3 Mt”, reseñó el directivo de AGD.
Entre las razones de esta caída, Sánchez señaló la competitividad de otros cultivos como el maíz y la soja; y el “excesivo nivel de retenciones (32% en el caso del grano de girasol, y 30%, en subproductos) que resta competitividad a la industria girasolera”.
Este cultivo es “de zonas marginales que no tiene nada que ver con la soja, que maneja otro tipo de volumen y tecnología”, disparó el directivo como argumento para impulsar una baja en esos derechos de exportación.
Sánchez, junto a directivos de las firmas Vicentín, Nidera, Cargill, Gente de La Pampa, Oleaginosa Moreno y Molinos Río de la Plata, dieron a conocer este miércoles su estrategia para devolverle protagonismo al cultivo, en el marco de una jornada organizada por Asociación Girasol Argentino (Asagir).
Juan Carlos Arana, de Oleaginosa Moreno, durante el encuentro, resaltó que las fábricas “están en condiciones de triplicar la molienda, pero se necesita más volumen”.
Jorge Domínguez, de Molinos Río de la Plata, por su parte, señaló como una dificultad para esta actividad que “los potenciales de rendimiento del girasol no se están pudiendo expresar en los campos”.
Fernando Cozzi, de Cargill, en otro tramo de la exposición, indicó que “la cosecha mundial de girasol es más chica que la cosecha argentina de soja”, como justificativo ante las críticas por la falta de cotización de dicho cultivo en las pizarras.
En coincidencia, Domínguez argumentó que “la molienda de girasol está dispersa, a diferencia de la sojera que se concentra sobre todo en Rosario”.
También para incentivar la producción, las aceiteras están impulsando la baja o eliminación de las retenciones. Mientras Rusia y Ucrania, fuertes competidores en el comercio externo con sus aceites de girasol, están exentos de pagar ese tributo, en la Argentina, los subproductos de este cultivo tributan un 30 por ciento.
A esto se suma la diferencia en el costo de fletes. “Es imposible competir con ellos”, dice la industria al unísono. Rusia acaparó este año el 45% del comercio externo. La Argentina, el 20%, con casi 396.000 t de aceite de girasol.
Nota publicada en la edición de hoy del Semanario Infocampo
