Después de la debacle del 2001, poco a poco, ha ido saliendo el sol para la producción argentina y, como correlato se empezó a vislumbrar una apertura comercial que va en aumento y no cesa. En esta oportunidad, con la reglamentación de la llamada “ley del vino” se buscará aumentar las ventas del producto en casi u$s1.500 M de y crear una identidad y una imagen del vino argentino.
En la mañana de ayer, el presidente Néstor Kirchner formalizó la reglamentación de la ley 25.849 en un acto realizado en la Casa de Gobierno con la presencia de los gobernadores de San Juan, José Luis Gioja; de Mendoza Julio Cobos; de La Rioja, Angel Maza, y de Río Negro, Miguel Saiz.
A partir del Plan Estratégico Vitivinícola (PEVI) se proyecta potenciar las economías regionales y la exportación del vino con miras al 2020.
“Ya tenemos los instrumentos, ahora la pelota está de nuestro lado”, expresó Gioja en el discurso principal del acto, que reunió a productores y representantes vitivinícolas.
El mandatario sanjuanino hizo referencia de esta forma a que la reglamentación de la ley sancionada por el Congreso le abre las puertas al sector para “avanzar con la propuesta del Gobierno de dinamizar la economía en general, haciendo hincapié en el rol que tienen las economías regionales”.
Con el PEVI se triplicaría la facturación actual y se lograría el reconocimiento de los consumidores en el mercado interno y externo, coincidieron los presentes. El plan incluye a las provincias de Salta, Catamarca, La Rioja, San Juan, Mendoza, Neuquén y Río Negro.
El plan es vital para posicionar a la vitivinicultura. No obstante, tuvo que esperar ocho meses la reglamentación después de la sanción por parte del Congreso.
Algunas fuentes indicaron que la tardanza se debía a las trabas que se producían en el Ministerio de Economía.
Características del PEVI
El Plan Estratégico Vitivinícola puede ser definido como el diseño de los objetivos que las provincias vitivinícolas se han fijado conseguir de aquí al 2020 para impulsar la vitivinicultura argentina. Se propone que para el 2020 la industria del vino nacional alcance ventas totales por u$s2.000 M (hoy ronda los u$s600 M), participe con 10% del volumen de las exportaciones mundiales (hoy no llega a 1,5%) y logre reconocimiento de los consumidores del país y del exterior.
Para los pequeños viñateros, el plan será un intento de promover su desarrollo e integrarlos al negocio vitivinícola y al del mosto concentrado. Respecto de los pronósticos en el hemisferio Norte, se intentará posicionar y difundir los grandes vinos varietales que elaboran las bodegas argentinas. Finalmente, en cuanto al mercado latinoamericano, se desarrollará el posicionamiento de algunos vinos e, incluso, se reimpulsará el mercado argentino de vinos básicos, actualmente en baja.
La propuesta no es menor. Lograr que en el mundo se conozcan los vinos argentinos, que se confíe en su calidad y sanidad y que se sepa de sus bondades. Esto requiere no sólo de ajustes tecnológicos y precisiones técnicas, sino también una estrategia de marketing que dé a conocer esos cambios que se están implementando.
Para alcanzar el objetivo se promoverá un proceso de innovación tecnológica y de reconversión productiva en las provincias vitivinícolas. Al mismo tiempo, se hará un seguimiento permanente de la evolución de los mercados, el consumo, los hábitos y se extenderá la información económica suficiente a todos los sectores.
El PEVI será instrumentado por una corporación en cuya dirección estarán representadas doce entidades de la vitivinicultura privada y cinco gobiernos provinciales, el INTA y el Instituto Nacional de Vitivinicultura. Se llevará a cabo con el aporte de los elaboradores de vinos, mostos y pasas, los fraccionadores y los exportadores de uva en fresco. También aportarán los maquileros que hagan elaborar sus propios vinos.