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¿Cuenta regresiva para el riego?

El agua dulce que el Río de la Plata vuelca cada día al océano Atlántico alcanzaría para darle 300 litros a cada habitante del mundo, según Fernando Vilella, director del Programa de Agronegocios de la UBA.

El agua dulce que el Río de la Plata vuelca cada día al océano Atlántico alcanzaría para darle 300 litros a cada habitante del mundo, según Fernando Vilella, director del Programa de Agronegocios de la UBA.
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Por Infocampo

En sus charlas sobre la perspectiva global de la agricultura, el director del Programa de Agronegocios y Alimentos de la UBA, Fernando Vilella, suele mencionar el siguiente dato: el agua dulce que el Río de la Plata vuelca cada día al océano Atlántico alcanzaría para darle 300 litros a cada habitante del mundo.

El recurso hídrico es sin dudas “el recurso” escaso de la humanidad y la región del cono sur de Sudamérica es una de las pocas zonas en el mundo donde los especialistas coinciden en que hay disponibilidad aún de tierras y agua.

La escasez del recurso ha llevado a desarrollar el concepto de agua virtual, como aquella cantidad del líquido elemento necesaria para producir un determinado bien.

Por ejemplo, se estima que para producir un kilogramo de cereales se necesitan unos 1.500 litros, mientras que para hacer un kilo de carne vacuna se necesitan diez veces más.

Por eso se dice que cuando un país, por ejemplo China, importa una tonelada de soja, en verdad lo que está importando es el agua que se requirió para producir el poroto. Alejandro Gómez, presidente de Kruguer, señala que en Europa no se permite regar determinados cultivos por el alto consumo de agua que tienen respecto de la productividad.

Como apunta Vilella, “la mayor parte de los países de Europa importan entre el 50 y el 75% del total de agua virtual que consumen”.

En tanto, en nuestro país, tal vez este año como ningún otro, se vio los contrastes entre zonas con muy fuertes déficit hídricos (sequía), simultáneamente con otras con fuertes excesos (inundaciones).

Y entonces surge la pregunta, ¿podría implementarse vía obras de infraestructura un sistema que compense a favor de la producción estos excesos con estos déficit?

A fines de noviembre se realizó en Paraná (Entre Ríos) un encuentro del Programa de Servicios Agropecuarios Provinciales (Prosap), donde el riego fue el eje de la reunión. Este programa, creado a mediados de los 90, administra préstamos de organismos multilaterales como el BID o el BIRF (Banco Mundial), que sumados a una contraparte nacional se vuelcan a obras de infraestructura provincial relacionada con la producción agropecuaria.

En la actualidad, solamente en formulación hay proyectos vinculados a la infraestructura de riego por u$s320 millones. En tanto, nueve ya fueron concluidos y otros 19 se encuentran en ejecución, lo que involucra también montos millonarios.

Sin embargo, el desarrollo de una estrategia de aprovechamiento de los recursos hídricos, tal como está siendo analizada por Vilella y el PAA en su Plan Estratégico Agroindustrial 2020, implica una alta complejidad.

En el encuentro del Prosap en Paraná se analizó un documento preliminar relacionado con la problemática del riego en la Argentina, elaborado por cinco especialistas en la materia y preparado por Lucio Duarte, como parte de una consultoría financiada por el BID.

El documento -de unas 130 páginas en sí mismo plantea una especie de hoja de ruta para llegar al Plan Estratégico de Riego.

Por caso, se refiere a la problemática jurisdiccional (los recursos hídricos como tales pertenecen a las provincias) y normativa, al costo económico del recurso agua, la articulación entre riego y desarrollo económico, el papel de los consorcios de regantes, etcétera, etcétera.

El documento señala que el área regada en la Argentina treparía a 1,81 millón de hectáreas, que viene creciendo a una tasa anual de 2,7%.

Para 2005, los frutales y la vid representaban el 32% del área, mientras que los cereales y oleaginosos otro 26%. El resto se divide en partes relativamente similares entre forrajeras, hortícolas e industriales.

Sin embargo, por el crecimiento en el riego de cultivos extensivos, se estima probable que en la actualidad los granos ya tengan un área regada mayor que los frutales y la vid. Hasta el presente, los fondos del Prosap se han direccionado hacia la puesta en valor de la infraestructura de riego, como ser revestimiento de los canales para disminuir pérdidas, y reparación o reemplazo de elementos de los sistemas de conducción de agua (modernización). El objetivo es eficientizar un recurso que está disponible y aumentar el acceso por parte de los productores.

El desafío próximo mes la ampliación del área regada, en lo cual entra a jugar el proyecto de desarrollo. Porque dado el alto costo de nuevas obras de riego es vital que se ins tale allí un desarrollo económico y socialmente sustentable, para que la inversión tenga un retorno.

El potencial teórico de expansión es importante: se podría llegar a 16 millones de hectáreas, 10 bajo riego complementario y 6 integral.

Una opción que empieza a barajarse tímidamente es el aprovechamiento de los cursos naturales para tomar agua y realizar riego mecanizado (pivote o avance frontal) en las regiones adyacentes.

Ya hay antecedentes en Formosa y Chaco. En este último caso (Establecimiento Don Panos), hay plantas de bombeo y presurizado, que junto con plantas de rebombeo permiten regar superficies de hasta 10.000 hectáreas.

Esto podría aplicarse a lo largo del Paraná o el Uruguay, donde la limitante es el costo del transporte del agua y el hecho de que son zonas húmedas.

También comienzan a barajarse proyectos de mediana a gran escala, como en el partido bonaerense de Carmen de Patagones. Lo importante, tal como lo marca el estudio realizado por el Prosap, es el desarrollo de una estrategia integral.

Javier Preciado Patiño

(Nota publicada hoy en la Edición de hoy del Semanario Infocampo)

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