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Knock out climático para el maíz

Entre los que no desistieron de sembrar el maíz debido a la coyuntura económica, su esperanza se acrecentaba cuando saliendo de un otoño-invierno seco, las primeras lluvias primaverales alentaron las siembras tempranas.

Entre los que no desistieron de sembrar el maíz debido a la coyuntura económica, su esperanza se acrecentaba cuando saliendo de un otoño-invierno seco, las primeras lluvias primaverales alentaron las siembras tempranas.
infocampo

Nuevas recargas hídricas, a lo largo de octubre, permitieron el avance de la superficie sembrada. Esto se transformó en las 3,6 M/ha entre la superficie destinada a grano y forraje de maíz, que estimó la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación, unas 670.000 ha menos (15%) que la campaña 2007/08.

Las temperaturas medias primaverales más elevadas, durante noviembre, crearon un ambiente agroclimático favorable para la prefloración del cultivo. Pero, nuevamente las precipitaciones comenzaron a escasear y las especulaciones climáticas se posicionaron en primera plana. ¿Qué ocurría? Se acercaba la floración del cereal, momento crítico donde establece el componente principal del rendimiento, el número de granos, con una falta marcada de precipitaciones. Ya no se esperaban recargas que compongan los perfiles hídricos, sino aunque más no sea, algunos milímetros de lluvias que ayudasen a superar la carencia hídrica actual y mejorasen el granado de espigas. Pero finalmente el agua nunca llegó.

Quedó todo ahí: las expectativas de los maiceros, las inversiones, los planteos productivos y el cultivo.A partir de determinado momento por más lluvias que se presentasen ya no aportaban para la fijación del número de granos, sino en su peso, componente de menor valía en la determinación del rendimiento. A lo largo de las últimas cuatro campañas, como se observará en los gráficos asociados, la campaña de máiz es impredecible. La superficie progresa con tendencia positiva mientras que esto no necesariamente se manifiesta como aumento en los rendimientos promedio nacionales.

En campañas como 2004/05 y 2006/07 donde el milimetraje caído superó al promedio, los rindes fueron de excepción. En cambio en 2005/06 y 2007/08, con lluvias normales e inferiores a lo normal, respectivamente, los rindes descendieron.

La actual campaña, con una situación climática análoga a la última campaña, y ayudado por la situación económica, malogrará los rindes de maíz.

Ya están los primeros antecedentes de estas pérdidas. En muchas zonas la situación llegó a tal nivel, que las alternativas se orientaron hacia el aprovechamiento de esa materia verde en pie para silo o consumo directo de la hacienda.

Habiendo compuesto este esce granos a nivel nacional disminuirán, ya que hay mucho hectareaje destinado a recurso forrajero. Gustavo Maddonni, especialista en maíz en la Cátedra de Cerealicultura de la Facultad de Agronomía (UBA), en diálogo con Infocampo mencionó que, frente a condiciones climáticas como las imperantes, dadas por su intensidad y extensión, existen pocas alternativas agronómicas que permitan enfrentarlas.

Acto seguido, describió distintas combinaciones de opciones de manejo para situaciones similares pero no tan severas como las actuales.

Si al inicio de la campaña de maíz, las condiciones medioambientales son restrictivas hídricamente, entre las variables agronómicas que se pueden manejar está la elección del material genético, el cual permite atrasar o adelantar el período crítico del cultivo respecto del período de mayor déficit hídrico.

Teniendo en cuenta la zonas de producción, en las cuales la ventana del maíz es más amplia, retrasar la fecha de siembra hacia finales de noviembre es una de las estrategias.

Esto permitiría en años normales recargar de agua los perfiles antes de la siembra del cultivo, aprovechando las precipitaciones de la primavera. De esta manera, se aseguraría la alimentación hídrica durante la prefloración y se desplazaría el período crítico del cultivo (floración) hacia febrero, época del año en la cual, para la Pampa Húmeda, el balance hídrico, resultante de la demanda atmosférica y las precipitaciones, es positivo.

Esta estrategia generalmente resulta exitosa ante otoños-inviernos secos, pero con precipitaciones normales durante la primavera y verano, situación que no se viene registrando durante la campaña 2008-09, detalló el especialista.

En aquellas situaciones y/o ambientes en los cuales no se puede modificar la fecha objetivo, la reelección de la densidad es, sin duda, uno de planteos más exitosos. Esto puede ser acompañado por una acercamiento de las hileras (pasar del tradicional 0,7 m a 0,52 m) y la búsqueda de híbridos mas prolíficos, los cuales, ante buenas condiciones en floración, pueden fijar una segunda espiga cosechable.

Este diseño espacial permite disminuir el estrés hídrico por planta y atenuar los efectos de las restricciones ambientales.Asesores del semillero Syngenta detallaron pautas asociados a los materiales y al tipo de ambientes, y relataron el estado del maíz en la provincia de Buenos Aires. Diego Canevaro, asesor técnico para el centro-sur bonaerense, indicó que para los últimos cuatro meses, la zona recibió 100 mm de lluvias cuando lo normal alcanza los 400 mm.

De esta manera todos los materiales, tanto los cortos como los intermedios, llegaron al período crítico sin reservas.Destacó que los ciclos cortos, en llenado de granos, sólo mantienen verdes sus hojas superiores mientras que los intermedios, en comienzo de llenado, están con la mitad del área foliar activa, pero ambos con alturas que no superan el alambrado.En esta zona y para estas condiciones, una buena estrategia pero riesgosa, hubiera sido una mayor superficie con ciclos largos tardíos, con lo cual existen más chances que el período crítico eluda la seca. Así se produce un escape por ciclo.

También optar por materiales de mayor rusticidad, más estables frente a la variabilidad ambiental, puede ser una elección.

Finalmente sintetizó la estrategia: siembra directa que permita conservar mayor cantidad de humedad, óptimo manejo tecnológico y ciclos muy cortos a madurez y mayor velocidad de secado o largos tardíos, generando, así, una ventana más amplia para la siembra del cultivo.

Por su parte, Leandro Regueira, asesor para el norte y noroeste, aclaró que en este caso la situación es completamente diferente. La sintomatología de la seca se observa en la senescencia de las hojas basales, algo anormal para este momento del ciclo. Aproximadamente, no se registraron lluvias los 15 días anteriores y posteriores al período crítico.

Al mismo tiempo observa que al recorrer maizales de bajísima altura, existe baja proporción de espigas logradas y cuajado de granos, lo cual reconoce se transformará en una notable heterogeneidad en los rendimientos al final de la campaña.

(Artículo publicado en la edición de hoy de Infocampo Semanario)

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