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La crisis del sector lácteo también alcanzó a Cristóbal López

Cerró La Salamandra por la suba de costos y la imposibilidad de aumentar los precios; la consideraba inviable.

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Por Infocampo

Tres años después de haber puesto un pie en el negocio lácteo con la compra de La Salamandra, la emblemática marca de dulce de leche premium y mozzarella de búfalo, el empresario Cristóbal López decidió cerrar ayer la producción de la empresa y suspender a sus 34 empleados.

Según informó hoy La Nación, para López, esa actividad se volvió inviable por el aumento de los costos, en medio de una creciente inflación y las dificultades para seguir aumentando el precio de venta de un producto gourmet sin que los clientes dejaran de comprarlo.

En septiembre de 2011, el empresario, dueño de Indalo, un grupo que incluye construcciones, casinos, combustibles, alimentos y, entre otros medios, C5N y Radio 10, le compró La Salamandra a Cristina Miguens, a cambio de US$ 7,5 millones.

La compañía había sido fundada en 1991 por el economista Javier González Fraga. Miguens ya era accionista y luego pasó a controlar el 100% de la empresa.  

La planta elaboradora se encuentra ubicada en territorio bonaerense, cercana a la ciudad de Luján. Según fuentes del mercado, hace unos años llegó a procesar diariamente 55.000 litros de leche de vaca (para dulce de leche y mozzarella) y 2000 litros de leche de búfalo (para mozzarella).

“Hoy [por ayer] se suspendió la producción y se dejó de fabricar porque el negocio no es viable”, dijo a La Nación una fuente vinculada con el grupo de Cristóbal López.

Desde que adquirió la empresa, la firma de López invirtió unos 70 millones de pesos para mantener en funcionamiento el negocio, aunque no logró tornar viable la actividad. En 2012 había concretado una ampliación de la planta para producir 250 toneladas de dulce de leche por mes.

“Aumentaron los costos en general, es un producto con un precio alto y no había posibilidades de seguir aumentándolo”, afirmaron en la compañía. “El precio de venta no alcanzaba para cubrir los costos variables. Se le estuvo dando la vuelta al negocio, pero seguía dando pérdida”, agregaron.

En la planta había 34 empleados. En el grupo empresario, cercano al Gobierno, no hablan de despidos, sino de suspensión de esos trabajadores. “Ese personal queda suspendido porque la planta deja de producir”, dijeron.

Pese al cierre de la producción, el empresario no venderá la tradicional marca ni tampoco la planta. La apuesta es que en algún momento vuelva a operar con alguna otra actividad.

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