En los departamentos pampeanos de Catriló y Quemú Quemú se alquilaron campos ganaderos por entre 100 a 180 u$s/ha. Pero la actividad pecuaria no puede pagar estos valores.
La respuesta está en la actividad agrícola. Muchos productores de granos están volcando parte de su renta hacia activos ganaderos. No es casual que en los últimos dos meses el valor de las terneras (180-200 kg.) haya pasado de un rango de 2,00-2,20 $/kg a 2,10-2,40 $/kg.
Este fenómeno se explica en parte porque no son pocos quienes estiman que la ganadería vacuna argentina tendrá un potencial de crecimiento importante en los próximos años. Ante esta perspectiva, casi nadie quiere deshacerse de sus rodeos e incluso muchos intentan incrementarlos (en la medida de lo posible). Otras de las causas que explican la transferencia de liquidez del sector agrícola al ganadero es el estímulo fiscal brindado por la normativa impositiva vigente a los establecimientos de cría (propietarios de hembras reproductoras). La reforma del Impuesto a las Ganancias, realizada en 1985, estableció que las empresas de cría podían tomar como existencia inicial de vientres el valor dado por el último revalúo determinado por Ley N° 23.079/84. Posteriormente, al prohibirse la indexación a partir de 1992, dicho valor permaneció estable hasta el presente. Esto permite contabilizar vientres a valores impositivos bastante más reducidos que los precios presentes actualmente en el mercado. En la práctica, este mecanismo permite lograr, al menos por un ejercicio, un importante ahorro fiscal a cambio de invertir en fábricas (vientres) de terneros/as.
Ezequiel Tambornini
Especial para Infocampo
