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La volatilización de amoníaco en el suelo

La volatilización de amoníaco (NH3) desde la superficie del suelo es un proceso complejo que afecta principalmente a los fertilizantes nitrogenados aplicados al voleo y que no son incorporados.

La volatilización de amoníaco (NH3) desde la superficie del suelo es un proceso complejo que afecta principalmente a los fertilizantes nitrogenados aplicados al voleo y que no son incorporados.
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Por Infocampo

La magnitud de las mencionadas pérdidas en los sistemas de siembra directa es mayor que en los que utilizan la labranza del suelo y deben ser suficientemente cuantificadas a los efectos de un eficiente uso de los fertilizantes mencionados.

En ensayos realizados por técnicos de Inta Rafaela se hizo foco en dilucidar cómo es la dinámica de estas pérdidas, así como evaluar las diferencias entre fuentes.

Así sobre suelos representativos de la zona y sobre rastrojos de soja con media a baja cobertura de suelo se evaluaron tratamientos de fertilización nitrogenada y diferentes fuentes.

Los mismos fueron: 40 y 80 kilos por hectárea de N bajo la forma de tres fuentes aplicadas al voleo: urea, UAN y nitrato de amonio calcáreo (CAN) y un testigo (sin N), aplicadas el 2 de junio.

En el experimento no se registraron diferencias en la volatilización entre los diferentes tratamientos el día posterior a la aplicación y comenzaron a ser significativas desde el tercer día de realizada la práctica de fertilización.

En el momento antes citado, se detectaron diferencias entre fuentes para una misma dosis de N y fueron las mayores que se registraron durante la experiencia.

A partir del día 5 se detectaron diferencias entre la urea y el UAN, en relación al testigo y el CAN.

Respecto de las dos primeras fuentes, las diferencias se produjeron con las mayores dosis de N.

Desde el día 7, las diferencias entre los tratamientos comenzaron a ser menores y se dieron respecto de la dosis mayor de urea con el resto de los tratamientos y también con la dosis máxima de UAN y con la menor de urea en relación al resto.

En el noveno día sólo se detectaron diferencias entre la dosis más alta de urea con los restantes tratamientos y, finalmente, en el último día de medición no se registraron diferencias entre los tratamientos.

Los resultados podrían indicar que la capacidad buffer del suelo es lo suficientemente alta como para ir contrarrestando a las pérdidas de N por volatilización con el transcurrir de los días y con las dosis de N ensayadas.

Las pérdidas totales de N arrojaron diferencias entre las fuentes nitrogenadas entre sí y dentro de cada una, con las dosis ensayadas salvo para el caso del CAN.

En el cuadro de abajo, la magnitud de las pérdidas de NH3 no fue importante para la época del año en que se evaluaron. No obstante, pueden reducirse a niveles casi nulos mediante la incorporación en el suelo de las diferentes fuentes de nitrógeno, aun con las dosis más altas.

Para este ensayo en particular, la máxima pérdida fue de 3 kg N/ha para el tratamiento de 80 kg N/ha usando urea como fuente.

Joaquín Rabasa*

Especial para Infocampo

*Responsable de Coordinación

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