“Esta campaña, este grupo de enfermedades predominaron sobre la roya, ya que estuvieron favorecidas por las altas temperaturas y la humedad relativa”, destacó.
Por su parte, los patógenos de base de tallo (como Fusarium) se conjugaron con las enfermedades foliares y también aportaron a las mermas. La aparición de estas enfermedades que se da como consecuencia de una planta debilitada por un estrés se intensificó en muchos lotes debido a las caudalosas precipitaciones de mediados de marzo y ocasionó quiebres de tallos que se observaron marcadamente cuando el cereal se cosechó después de la soja.
Aunque las siembras tardías o de segunda son las más afectadas por las EFC, y la roya aparece en etapas tempranas de los maíces sembrados en fecha, en las primeras siembras se observó más tizón. En este sentido, la respuesta a la aplicación de fungicidas para roya fue más errática y distante de la encontrada en las últimas campañas.
Las aplicaciones efectivas para el control de enfermedades, como manchas y tizón que son de etapas reproductivas, tiene como límite máximo los 15 días posteriores a la emisión de los estigmas.
De acuerdo a Sillón, en años Niño, los productores están acostumbrados a la aparición temprana de roya y aplican en los estados V10.
Sin embargo, esta campaña estuvo marcada por las enfermedades que aparecen en estados reproductivos, la residualidad de los fungicidas aplicados en V10 fue menor y no logró un control eficaz.
A su turno, Mariano Granetto, profesional del Servicio Técnico de Syngenta, quien recorre la región núcleo pampeana y el norte de Córdoba y Santa Fe, comentó que las aplicaciones realizadas para roya no tuvieron los resultados esperados y estuvieron por debajo de los obtenidos en las últimas campañas.
Sostuvo que un año más húmedo supone mayor aparición de roya, que estuvo limitada en su desarrollo y avance por las altas temperaturas.
Agregó que con aplicaciones realizadas por protocolo en estado R1, las respuestas eran mejores en el control de enfermedades foliares como tizón, y que se observaban desde el aspecto visual inmediatamente después de la aplicación.
Aunque no es una enfermedad asociada a la región núcleo, más que nada porque su desarrollo no se ve favorecido por las menores temperaturas, y más relacionada con el norte cordobés y santafesino, esta campaña comenzó a avanzar sobre altas latitudes y mostró una mayor adaptación.
Ese efecto visual, que en principio se observaba en la hoja, luego se manifestó en mejores respuestas en el rendimiento, por eso, según Granetto, no es sólo el momento para aplicar fungicidas, sino la enfermedad y el nivel en que se encuentra presente.
De esta manera, el productor que aspire a máximos rendimientos en maíz debe contemplar el manejo integral de estas enfermedades. La estrategia al aplicar fungicidas es mantener las hojas verdes por más tiempo y evitar que las removilizaciones se produzcan desde el tallo, y que éste se debilite y sea puerta de entrada para los patógenos del tallo.
(Nota publicada en la Edición de Hoy del Semanario Infocampo)