Una innovación se está probando por estos días en los campos argentinos: el control de malezas por medio de calor, en cultivos de verano, cuando la separación entre surcos es de 52 o 72 cm. El implemento consiste en un tanque de gas licuado y cinco bajadas como si fuera un escardillo, pero con un quemador en la punta.
El calor que sale de estos quemadores, que se ubican muy cerca del suelo, en el entresurco, provoca el colapso de las células de las malezas, como si el agua que contienen en su interior hirviera. “El control tiene un efecto inmediato y, lógicamente, no tiene problemas de residualidad”, comenta el ingeniero Fernando Mousegne, de la agencia del Inta San Antonio de Areco.
Una de las alternativas para su uso es en cultivos orgánicos, donde los productos de síntesis química no están permitidos. Igualmente, en cultivos convencionales se está ensayando diversos aspectos de esta tecnología. Uno de ellos es la velocidad de avance del implemento, para tener un buen control de las malezas. Hasta ahora se estaría viendo que se logra con 4 a 6 km/h.
El otro aspecto es el costo del tratamiento, con la idea de compararlo con el control químico. Según Mousegne rondaría 50 $/ha.
“Una de las limitaciones que tiene es que no se puede utilizar en soja de segunda, porque quemaría el rastrojo de trigo”, comentó Mousegne. Por lo demás, según dijo, en el Inta Castelar se determinó que este sistema de control no afecta la fauna del suelo.
El modelo que se ve en la foto fue traído de los Estados Unidos, junto con otras unidades que ya se encuentran en la Argentina. Otro de los países que más ha trabajado en esta línea es Italia, donde también existen equipos.
Mousegne comentó que el ingeniero Sergio Troglio es quien lleva adelante el desarrollo de esta iniciativa en la Argentina. Uno de los ensayos se está realizando en el establecimiento La Fe, en San Antonio de Areco.
