El criadero de maní de la EEA INTA Manfredi desarrolló más de 18 materiales que han tenido buen desempeño en el mercado y, luego de años de buscar mayor potencial de rinde, hoy, a través del mejoramiento genético auxiliado por la biotecnología, los cruzamientos están abocados a lograr un producto de mejor calidad alimenticia con maníes alto oleicos.
Además, se viene tolerancia a estrés biótico, sequía, frío y acortamiento de ciclos.
El Programa de Desarrollo Genético de Maní del Inta Manfredi tiene un convenio y vinculación tecnológica con cuatro jugadores importantes del negocio manicero: Mancosem (encargada de la multiplicación de semillas), Aceitera General Deheza, Cooperativa Gastaldi Hnos. y Cotagro, que financian los proyectos y, a su vez, son beneficiarios del mismo, dado que en Córdoba (donde se siembra el 95% del maní argentino), gran parte de la producción la hacen las mismas industrias.
Desde el primer material, Manfredi Champaquí, que rendía unos 1.500 kg/ha con caja, hoy se obtienen alrededor de 6.000 kg/ha con productos de excelencia como son el ASEM (Asociación de Semilleros de Maní) 485, el 505 o el 484 Inta.
Las exigencias de los mercados internacionales han sido cada vez mayores.
En este camino vinculado a la salud en la alimentación, el Inta inscribió en 2007 una variedad alto oleico de la línea Don Pepe (nombre en honor al primer mejorador de maní que hubo en Manfredi, Pietrarelli), tiene 80% de ácido oleico (que ejerce una acción beneficiosa en los vasos sanguíneos reduciendo el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares y hepáticas, además de darle una mayor estabilidad en el tiempo al aceite y los subproductos de maní elaborados) y menos de 20% de linoleico.
Durante la campaña pasada se hizo el proceso de multiplicación de semillas, por lo que es probable que en la presente campaña 2007-2008 haya semillas suficientes para salir al mercado. Después de décadas iniciales en las que se buscó incrementar el potencial de rinde, hoy, si bien este objetivo no ha sido dejado de lado, los cañones están apuntados hacia otras características: “Hoy estamos trabajando en resistencia a enfermedades, porque en años con otoños muy húmedos puede llegar a perderse toda una campaña, por ejemplo, a causa de enfermedades de suelo como el tizón (Sclerotinia minor); entonces, lo que se busca en un maní elite actual es que tenga alta productividad y también tolerancia a enfermedades de suelo como pueden ser la podredumbre del tallo y las cajas o tizón, el moho blanco y la podredumbre parda de la raíz o âmarchitamientoâ”, destacó el encargado del programa de biotecnología aplicada al desarrollo genético de maní de la EEA Manfredi, Jorge Gieco.
A través de la selección por aplicación de herbicida y utilizando maníes silvestres e introducciones del banco de germoplasma de maní, en Manfredi también están rabajando en la generación de nuevas líneas de maníes tolerantes a glifosato, aunque recién están en las etapas iniciales de investigación. Aun con 40 o 60% menos de inversiones en desarrollo biotecnológico comparado con otros países líderes en producción de maní, la Argentina está muy bien posicionada.
Los programas de mejoramiento de EE.UU. ya disponen de cultivares de maní tolerantes a glifosato y a Aspergillus spp. (hongo productor de aflatoxinas) obtenidos por transgénesis.
Para estar en continuo crecimiento, el programa de Inta tiene contacto con los programas de mejoramiento de Giorgia y Florida (USA) y Embrapa-cenargen (Brasil), de donde se reciben materiales para adaptar al clima y suelo local y utilizarlos como progenitores en cruzamientos destinados a obtener nuevos cultivares elite.
