Cuando organizarse es sinónimo de potenciar las capacidades individuales, nacen proyectos de articulación entre instituciones para el desarrollo y mejora de la calidad de vida de las personas. Por eso en Entre Ríos más de mil familias se asociaron para trabajar en la mejora de sus producciones y el desarrollo de nuevos canales de comercialización. Este es el punto de partida de experiencias que se desarrollan a lo largo y ancho de la Argentina.
“La unión hace la fuerza”, dice la frase popular, y refleja la experiencia de trabajo pequeños productores, artesanos y emprendedores del centro norte de Entre Ríos que juntos, y con el acompañamiento del INTA y otras instituciones, articulan su trabajo, juntan su capital y sus capacidades, se genera una sinergia que beneficia a todos y el todo tiene más fuerza que la suma de las partes.
María José Marnetto, del INTA María Grande –Entre Ríos–, recordó cómo se inició la experiencia: “El proyecto se inició en 2010. Se tomó como base todo el trabajo que venían realizando distintas instituciones en el territorio. El objetivo fue promover la organización y el desarrollo comercial de las familias rurales y emprendedores del centro norte entrerriano”. Esta región tuvo como base la acción de los programas Minifundio y Profam.
El trabajo en conjunto y organizado genera oportunidades sociales y laborales, aporta económicamente y es el motor para que se desarrollen nuevas organizaciones. En la actualidad, la Red Comercial 127/12 abarca 50 localidades –de los departamentos de Feliciano, Federal, Paraná, La Paz y Federación– incluidas entre las rutas 127 y 12. Estos lugares, en su gran mayoría, no superan los 2000 habitantes y, en general, las economías familiares son de subsistencia.
Cuando los productores articulan su trabajo, juntan su capital y sus capacidades, se genera una sinergia que beneficia a todos y el todo tiene más fuerza que la suma de las partes. “La idea fue organizar, coordinar y acompañar los grupos de trabajo que se establecieron entre los productores que formaron la red para potenciar la comercialización”, señaló Marnetto y agregó: “Siempre en base al trabajo conjunto”.
“Una de las primeras acciones fue el desarrollo de canales de comercialización para los productos regionales”, expresó la técnica del INTA. De esta manera, los pequeños productores acceden a recursos técnicos comerciales como registros, marcas, envases, calidad y trazabilidad, desarrollan escalas de producción (obras físicas para comercialización, ferias francas, salones de exposición, muestras), fortalecen el asociativismo y potencian estrategias de microcrédito.
En este sentido, la incorporación de socios internacionales como el Ministerio de Cooperación y la Internationale Landvolkdinst de Rohndorf, ambos de Alemania, fue fundamental para apoyar las estrategias de financiamiento. Desde el ProFeder, este tipo de acciones son consideradas imprescindibles para aportar al fortalecimiento organizativo de los productores familiares.
Fuente: Prensa INTA