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Neuquén: un desafío a la productividad

"¿Qué tienen que ver los productores agrícolas pampeanos de Aapresid con los valles neuquinos? La primera respuesta es: poco. La segunda respuesta y la válida es: todo.

"¿Qué tienen que ver los productores agrícolas pampeanos de Aapresid con los valles neuquinos? La primera respuesta es: poco. La segunda respuesta y la válida es: todo.
infocampo

Es que estos hombres que dieron vuelta el paradigma de la producción agrícola en la Argentina llevan en sus genes la secuencia de la innovación.

Y después aprendieron cómo sistematizar esa innovación, validarla científicamente y volverla transferible para beneficio de la comunidad en su conjunto.

Esta metodología se sintetiza en un nuevo proyecto naciente, “Chacras”, que implica la prospección de una problemática local, su análisis agronómico, los ensayos de validación de las soluciones propuestas y su extrapolación a las situaciones asimilables para transferir a otros productores.

Así nació el proyecto Chacra Campana Mahuida, en la provincia de Neuquén, donde Aapresid, junto al gobierno provincial y al nacional (expresado por medio del Inta), buscarán desarrollar tecnologías que incrementen la productividad de la ganadería.

Como dice el título del Semanario Infocampo: el potencial está. El gobernador Jorge Sapag no deja de remarcar que Neuquén es la segunda provincia argentina en disponibilidad de recursos hídricos luego de Entre Ríos.

Si bien el paisaje dominante es el de meseta cubierta con vegetación xerófita, la geografía neuquina está surcada de ríos y arroyos, en cuyos valles se puede crear una oferta forrajera que sustente el desarrollo ganadero.

Y no solamente esto. También es común en la región los llamados mallines, zonas donde el agua aflora en superficie y donde la estepa da paso a la vegetación.

El proyecto que cerraron Aapresid, Neuquén y Nación apunta a mejorar la oferta forrajera por varias vías.

Primero incorporando especies de mayor valor forrajero. Por caso, festuca y raigrases en los mallines “dulces” y agropiros y melilotus en los mallines “salados”.

La tecnología de la siembra directa permitiría poder hacer este manejo de forma sustentable. “Si esto se quisiera hacer con un arado, adiós mallín”, comentan los productores de la zona.Claro que esto que parece sencillo no lo es, y de ahí la necesidad de validar la tecnología.Por ejemplo, las sembradoras.

En la región no hay disponibilidad de maquinaria como en la pampa húmeda. Entonces hay que adaptar sembradoras de tres puntos (en vez de arrastre) para la siembra directa, lo que implica lograr peso en la cuchilla turbo para que inicie la apertura del surco donde caerá la semilla.

Otra oportunidad aparece con la producción de maíz en la región. En los últimos años se han ido instalando feedlots que consumen maíz, harinas proteicas y fibra.

Esta última viene de las regiones bajo riego de Choele Choel. Pero el maíz tiene para los engordadores un costo de $200 por tonelada, es decir un tercio del valor del grano, porque hay que traerlo de la región pampeana.

Si se pudiera hacer maíz en la región, no sólo ganaría el productor (se le hace viable porque no habría flete a puerto), sino que también sale ganando el engordador. E indirectamente también gana el consumidor.

Es que casi todo el territorio de Neuquén ha sido reconocido libre de aftosa sin vacunación, con lo cual  no puede ingresar hacienda desde el norte. Lo único que se puede “importar” es carne sin hueso, de mayor costo para el habitante y sin un abastecimiento continuo (en invierno suele faltar).

Las primeras experiencias son variables y hablan de maíces de 4.000 a 6.000 kilos, en superficies relativamente pequeñas. Es que el período libre de heladas es corto y se deben buscar materiales adaptados a esas condiciones (híper precoces).

En el proceso que este año se pone en marcha participarán, además de la chacra de Campana Mahuida (en Loncopué), los establecimientos Don José (en el departamento Catan Lil), Los Peucos (en Junín de los Andes), Catatúm (en el departamento Aluminé), Las Horquetas (en Loncopué), Paso Ancho (en Loncopué) y Las Araucarias (en Las Lajas), este último perteneciente a Ronny Kuhlmann.

“La realidad es que hoy la ciudad de Neuquén tiene 250.000 habitantes, y está previsto que esa población se duplique, y ahí hay una oportunidad para la ganadería”, apuntan desde Aapresid.

En el gobierno neuquino entienden que en un momento la principal fuente de su economía (el gas y petróleo) se acabará, y que es necesario comenzar hoy con una reconversión de la matriz económica. Y aquí entra lo agropecuario.

Javier Van Houtte, subsecretario de Producción, explicó que la provincia ya cuenta con un plan estratégico y que eso les permitió determinar los cuellos de botella de la cadena ganadera. Uno de ellos es la infraestructura, donde el apoyo del Programa de Servicios Agrícolas Provinciales (Prosap), que conduce Jorge Neme, resulta vital. Están encarando la electrificación rural (1.300 km), la construcción de 11 mataderos y 4 centros de comercialización, con una inversión de 110 millones de dólares.

Javier Preciado Patiño

Nota publicada en la edición de hoy del Semanario Infocampo

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