¿Quién no se olvidó alguna vez el mapa que nos pedía la “seño”? En la primaria o en la secundaria siempre llegaba ese momento en el que nos pedían por favor que saquemos el mapa mudo de la Argentina para hacernos una “prueba sorpresa”. Pero más allá de recordar a la perfección las provincias y las capitales, el gran problema era tener el mapa en cuestión.
Claro está que la desesperación, aún verde y sin madurar, aparecía. Comenzaban los pedidos por acá y por allá para ver a quién le sobraba un mapa. El discriminado y mal tratado “traga” del curso, que siempre tenía un par de más, exhibía orgulloso sus sobras mientras miraba con altura a todos aquellos que segundos antes lo ninguneaban.
Si los que quedaban en off side eran pocos había dos opciones. Una, que la “seño” o “profe” de geografía se apiadara y convidara sus propios mapas; y la otra opción, más estricta, era condecorar a esos pobres viajantes de la “Luna de Valencia” con un hermoso y redondito uno.
Pero como de grande uno madura, o al menos eso se supone, le enseña a sus hijos a no repetir semejantes errores. Así que durante el primer trimestre el niño tiene el “emporio de los mapas” en su mochila, y bien podría ponerse un librería en el recreo y negociar con todos sus compañeros, pero por suerte la infancia camina lejos de eso de las ganancias. Abandona entonces el camino de la Pyme, y marcha todas las mañanas con una vértebra comprometida creyendo que es Marco Polo o la resurrección de Colon.
Ya en el segundo trimestre, la madre o el padre se dejan estar y vuelven a cometer los mismos errores que cuando eran chicos. Olvidarse los mapas. Así que el héroe que iba a conquistar tierras lejanas, se convierte en un Robinson Crusoe que no sabe diferenciar un mar de un océano. El uno se asoma.
Será el turno de las lágrimas, las culpas, preparar la materia nuevamente, volver a entender porque Capital Federal no sólo no es la capital de Buenos Aires, sino que además se cuenta como otra provincia. Cuestiones inexplicables y totalmente insignificantes para un niño pequeño, o ese adolescente muy preocupado por tapar su acne violento de las cámaras fotográficas o las selfies ingratas.
Es por todo esto que el Instituto Geográfico Nacional decidió que todos los mapas escolares estén disponibles en su página web y para ser descargados en forma directa. Para aquellos padres olvidadizos o esos niños que aspiran a ser los Bill Gates de la geografía, les compartimos el link.
DESCARGAR MAPAS
*Por Facundo Mesquida / @JFMesquida