Las rutas de la yerba mate y del vino del proyecto “Saborea Río” se tornaron atractivos turísticos. Ernesto Barrera, profesor y coordinador del Área de Turismo Rural de la Facultad de Agronomía de la UBA, anunció que el próximo desafío será la creación en Río Negro y Neuquén de la Ruta de la Sidra y la Manzana, como atractivo para quienes recorran el valle del Río Negro hacia destinos andino patagónicos.
Esa facultad creó una carrera de grado especializada en turismo rural hace dos años, que se dicta gratis, aunque la formación en este rubro comenzó hace más diez años, con cursos cortos.
Barrera sostuvo que a nivel mundial “hay un proceso de concentración de la tierra debido al desarrollo tecnológico, hay más cantidad de tierra para el proceso productivo de la mano de la máquina, lo que generó cierta preocupación” y comenzó la búsqueda de “formas de retener a la población con actividades genuinas”.
Para este especialista, con un master en Economía Agraria, el turismo rural no tiene por base la diversificación de la actividad turística, sino por el contrario se trata de estrategias de desarrollo rural. “Generamos buenos productos para que los visitantes queden satisfechos, porque si no las comunidades rurales no serían exitosas”, explicó.
Como diseñador y coordinador del Proyecto Saborea Río, en el que hay cinco rutas alimentarias desde 2005, sostuvo que el turismo rural en Argentina “ya pasó el nivel de producción en el mercado, es un producto que existe, que la gente lo reconoce y que se encuentra en desarrollo, si bien no está maduro todavía”.
Según Barrera, el auge del turismo rural se debe a que “se basa en dos recursos que son muy caros, la gente cada vez está más deseosa de participar en ambientes naturales, de estar en contacto con la naturaleza, los productores y los Parques Nacionales son los que de alguna manera tiene este recurso”.

