Publicidad Cerrar X

Resultados del workshop organizado por Dupont

Un grupo de profesionales del sector trabajó para relevar los principales problemas y desafíos presentes en la protección de cultivos.

Un grupo de profesionales del sector trabajó para relevar los principales problemas y desafíos presentes en la protección de cultivos.
infocampo

Investigadores, asesores y técnicos debatieron cuáles son los principales problemas que desafían a la protección de los cultivos. Y armaron un escenario para los próximos cinco años.

Durante dos días, unos 60 profesionales, entre referentes académicos, asesores de campo y técnicos de la compañía DuPont Agrosoluciones, trabajaron a puertas cerradas en Colonia (Uruguay) con una ambiciosa consigna: relevar los principales problemas actuales en lo que a protección de cultivos se refiere, las soluciones que se están implementando, y cuál es la prospectiva para los próximos cinco años.

Los participantes se dividieron en tres grupos: uno dedicado a las malezas y que coordinó Juan Carlos Papa, del Inta Oliveros; otro a las enfermedades, que lo tuvo a Marcelo Carmona como factótum, y el último a las plagas, con Enrique Lobos, de la UN de Santiago del Estero, en reemplazo de Daniel Igarzábal, quien a último momento no pudo participar.

Como explicó Guillermo Fucci, gerente de Insecticidas y Fungicidas de DuPont, la idea era facilitar la interacción de los investigadores con los técnicos asesores y los de la empresa.

¿Qué surgió como conclusión de este ‘retiro’ agronómico?

En el rubro enfermedades, el podio de los problemas se lo ganaron la mancha ojo de rana (MOR) en soja, y el tizón en el maíz. Atrás se ubicaron las enfermedades de fin de ciclo (EFC), la roya asiática y Diaphorte en la oleaginosa, y la roya, Cercospora y fusariosis en maíz.

Según explicó Carmona, lo de MOR no es un problema coyuntural sino que está tomando características estructurales. El dato más alarmante es que en la última campaña, el 60% de la superficie sojera argentina se sembró con variedades que son susceptibles al patógeno causante.

Si bien la mejor solución vendría por el lado de un recambio de la genética, por lo pronto la recomendación fue el análisis de la semilla a sembrar, el curado con mezclas de thiram más carbendazim (una alternativa) y, llegado el caso, la aplicación de fungicidas foliares.
Lo del tizón del maíz se presenta complicado, no sólo por la falta de conocimiento que hay sobre el manejo de la enfermedad, sino porque, debido a la arquitectura del cultivo, los tratamientos con fungicidas foliares son limitados.

En el rubro ‘lo que se viene’, el grupo de trabajo identificó a mancha anillada y myrothecium en soja, y mancha ocular y antracnosis foliar en maíz.

Malas yerbas. La temática de las malezas aparece como más focalizada en relación a las enfermedades y las plagas, y se relaciona más que nada a aquellas especies que han desarrollado la capacidad de resistir la acción del herbicida glifosato o bien tenían naturalmente una mayor tolerancia y con el tiempo fueron ganando importancia como problema.

El top ten lo encabezó el sorgo de Alepo resistente a glifosato (Sarg), un verdadero dolor de cabeza para los productores del NOA, pero que ha ido bajando hacia el sur y ya se lo ha detectado en el partido bonaerense de Colón.

Luego aparece la Echinochloa colona, con poblaciones que se ‘bancan’ hasta dosis de 15 litros de glifo por hectárea. Estas poblaciones se detectaron en Tucumán, Santiago del Estero y centro de Santa Fe.

En soja, la Parietaria debilis viene mostrando una presencia cada vez mayor, con el doble problema que tolera muy bien no sólo el glifo sino el hormonal 2-4D.

Particularmente en Entre Ríos, la rama negra (Coniza bonariensis) se está convirtiendo en un verdadero yuyo difícil de erradicar: resiste hasta dosis de 32 litros de glifosato, dato que vale sólo por lo anecdótico, dado lo antieconómico de un tratamiento de esa magnitud.
Finalmente, el maíz guacho RR se prendió en el lote de las malezas de la soja. ‘Y no sólo por lo estético’, apuntó Papa, sino por el daño económico que produce.

Pero tal vez lo más importante no sean los problemas que aparecen, sino la pérdida de la cultura del reconocimiento de malezas que quince años de soja RR han provocado en los agrónomos. ‘Sacábamos la cuenta que un asesor dispone de 2 minutos por lote para revisar las malezas’, ironizaban en el grupo de trabajo sobre esta problemática.

Otro de los problemas frecuentes es que aparte de no monitorear las malezas, se acude al técnico cuando el problema es casi irresolvible. ‘Todos los herbicidas funcionan cuando la planta es pequeña y se encuentra en activo crecimiento. Pero el productor nos llama cuando la maleza le llega a la rodilla’, ilustraba el técnico del Inta.

A futuro, el grupo previó que los problemas de resistencia o tolerancia a herbicidas seguirán incrementándose dado que nada hace prever un cambio drástico en la forma de producir.

Un punto interesante es que el sistema actual de explotación agrícola favorece el desmanejo de las malezas. Es que los lotes se arriendan tarde y por un año, y entonces el productor no sólo no conoce la historia que trae, sino que es posible que lo tome cuando el barbecho está concluyendo y la maleza ya es difícil de controlar.

Mal bicho. A la hora de pasar revista a las plagas, el complejo de los picudos en soja se llevó la medalla dorada (muy crítico en Santa Fe, aseguraron), seguido por las chinches, las orugas del género Heliothis (sobre todo porque están atacando durante la implantación del cultivo), y por último el complejo de las defoliadoras.

Lo que se vienen son las plagas que bajan desde el norte (Brasil), como Pseudoplusia, más el cogollero y los picudos, que se espera se diseminen hacia la región pampeana desde el NEA y NOA. En maíz, el ránking lo encabezó sin sorpresas el gusano cogollero (Spodoptera).

El grupo de trabajo focalizó la problemática en varios aspectos:

a) Hay una mayor presión social sobre los productos utilizados en las fumigaciones. Hoy se apunta a que sean de muy baja toxicidad y no tengan efectos negativos sobre el ambiente (por ejemplo, insectos benéficos).

b) El monitoreo sigue siendo una herramienta más que valiosa, tanto para las plagas como para las malezas y enfermedades. La capacitación de los profesionales en esto juega un papel determinante.

c) Es necesario revisar y actualizar los Umbrales de Daño Económico (UDE), así como consensuar los métodos de monitoreo. Un aspecto a tener en cuenta son los UDEs combinados, es decir para tomar decisiones cuando se da el ataque de dos plagas.

Artículo publicado en la edición de hoy de Infocampo Semanario

Alertas Infocampo por Whatsapp

Ingresa tus datos y número de WhatsApp en nuestro formulario para comenzar a recibir alertas personalizadas del sector agropecuario.
¡Mantente al tanto de las últimas noticias y actualizaciones en tiempo real!

Seguí leyendo:

Temas relacionados: