“La rotación intensiva le va a ir sacando ventaja con el tiempo a la otra porque se logra un mayor aporte de materia orgánica, rastrojo, mejor aprovechamiento del agua y mayor fijación de carbono, entre otras cosas”, explica Fernando Cavallo, presidente de la regional Aapresid Oliva-Oncativo, quienes llevan adelante un ensayo en el que se evalúa el impacto y evolución económica y ecológica de dos secuencias de cultivos diferentes y dos criterios de fertilización, apuntando a lograr un balance de carbono positivo, aumento y estabilización de los rendimientos y buscando la sustentabilidad del sistema en el tiempo.
“Con los precios actuales, el maíz genera en la zona una rentabildiad importante, y la incorporación de 50% de maíz compensa la falta de la soja de primera”, destaca Cavallo.
La región centro de la provincia de Córdoba se caracteriza por tener un régimen hídrico semiárido con una marcada estacionalidad de las precipitaciones durante la época estival, sumado a altas temperaturas. Dentro de los cultivos, el que mejor se adapta es la soja. La alta extracción de nutrientes, los altos rendimientos y el bajo aporte de rastrojos por monocultivo ha llevado a una degradación del suelo.
Método. Se seleccionaron dos ambientes constrastantes: uno en Oliva, de buenas condiciones físicas y químicas y menor historia agrícola; otro en Colonia Almada, con suelos más degradados y mayor historia agrícola.
Se plantearon dos secuencias de rotación: A) 33% de maíz-soja 1ra.-trigo/ soja 2da. B) 50% maíz-trigo/soja 2da. Ambas secuencias, con dos criterios de fertilización, una de reposición y otra de diagnóstico.
En la secuencia A y en la B, el maíz se siembra sobre rastrojos de trigo/ soja, se trabaja con híbridos de alto potencial de rendimiento y tecnología Bt. La fecha de siembra es a fines de agosto, comienzo de septiembre a 0,52 cm. El cambio es en el trigo, que en la secuencia A se siembra sobre soja 1ra. y en la rotación intensiva sobre rastrojos de maíz.
El ensayo consta de 5 parcelas, de 6 ha cada uno aproximadamente, 3 para la secuencia al 33% y dos para la secuencia del 50% con dos repeticiones.
Los rindes objetivos en la rotación intensiva son 110 qq/ha de maíz (con 220 kg/ha de nitrógeno, 44 kg de fósforo y 44 kg de azufre) en el mejor ambiente y 80 en el peor (160 kg de N, 32 de P y 32 de S); 35 y 30 para soja de segunda, respectivamente en ambos sitios, y 30 y 25 en trigo.
En tanto, la rotación común tiene los mismos rindes que la intensiva en maíz, y 40 qq/ha para soja 1ra., 35 trigo y 30 en soja 2da. en el mejor ambiente; 30, 25 y 25, en el peor.
Los resultados obtenidos durante la primera campaña de ensayo 2006/07 se deben exclusivamente a los diferentes tratamientos de fertilización, debido a que todo el lote del ensayo viene con una misma historia agrícola.
En las parcelas de maíz pudo notarse una clara respuesta a la fertilización, si bien el año no fue excelente en cuanto a precipitaciones, el rendimiento y la eficiencia en el uso del agua en las parcelas de reposición fue mucho mayor. “En zonas como el centro cordobés, donde el agua es la principal limitante para los cultivos en los planteos de secano, mientras más eficiente sea su uso, más eficiente se puede ser produciendo”, destacó Cavallo.
El objetivo del ensayo es a largo plazo, por lo que los resultados de la evolución física y química del suelo y los resultados económicos van a verse al cado de seis años de trabajo.
Juan I. Martínez Dodda / jdodda@infocampo.com.ar