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Supercereal desaprovechado

El amaranto cuenta con altas propiedades nutritivas y proteicas, pero no es tenido muy en cuenta por la Argentina

El amaranto cuenta con altas propiedades nutritivas y proteicas, pero no es tenido muy en cuenta por la Argentina
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Por Infocampo

A pesar de ser una de las principales herramientas para combatir la desnutrición y contar con una demanda internacional cada vez más propicia, el amaranto no consigue provocar el interés de los estamentos oficiales ni tampoco de los sectores privados que permita desarrollar su cultivo en forma más intensiva.

Originario de América Central, su uso se remonta a más de siete mil años, el amaranto prendió rápidamente en China y en la India, al amparo de la gran necesidad de alimentar a millones de personas. En nuestro país se cultiva comercialmente en la región semiárida pampeana (límite entre La Pampa y Buenos Aires), en algunas zonas de Jujuy, Córdoba, San Luis y Santiago del Estero.

Es un buen cultivo estival, que se siembra entre noviembre y diciembre y se cosecha de marzo a abril y a pesar de su resistencia a la falta de agua la temporada 2003/2004 fue muy mala por la gran sequía que afectó a la zona semiárida.

Al grano del amaranto se lo considera un “supercereal”, a pesar de que botánicamente no lo es, por tener propiedades alimenticias muy superiores al resto de los cereales.

La Facultad de Agronomía de la Universidad Nacional de La Pampa y el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) de Anguil en dicha provincia, vienen trabajando desde hace algunos años para incentivar la adaptación y fomento de la producción del amaranto, atento al enorme potencial que este producto tiene en el mercado internacional y a las propiedades nutricionales con que cuenta.

Para la ingeniera agrónoma Rosa Martín de Troiani, de la citada facultad, el contenido de proteínas ronda 15-17% de su peso; sin embargo, su importancia radica en su calidad, por su excelente balance de aminoácidos. Tiene un contenido tan importante de lisina que es casi el doble de la del trigo, tres veces más que la del maíz, y similar al de la leche. Otra característica muy importante del grano de amaranto es que no posee gluten, por lo que es un alimento apto para celíacos.

Troiani ha destacado en sus trabajos que por su composición, la proteína del amaranto se acerca mucho a la proteína ideal propuesta por la FAO para la alimentación humana. Según la FAO y la OMS, sobre un valor ideal proteico de 100, el amaranto posee 75, la leche vacuna 72, la soja 68, el trigo 60 y el maíz 44. Además, la digestibilidad de su grano es de 93 por ciento. Cuando se realizan mezclas de harina de amaranto con harina de maíz, la combinación resulta excelente, llegando a índices cercanos a 100, porque el aminoácido deficiente en uno abunda en el otro.

Si bien es una planta con mucho futuro ya que aparte de su interés nutricional también se puede aprovechar en la elaboración de cosméticos, colorantes e incluso plásticos biodegradables y que en Europa existe una gran demanda por considerarlo un alimento exótico, la realidad indica que se necesita generar una política comercial adecuada, encontrar el comprador, tener comprometida la venta, darle mayor asesoramiento al productor, para de esta forma generar una demanda continua que termine con las siembras esporádicas.

Para la ingeniera Troiani es mucho lo que se puede hacer, en particular la inclusión de este producto en los comedores escolares, sobre todo en la fabricación de panes con 75% de trigo y 25% de amaranto y en la elaboración de harina.

La potencialidad de este cultivo como la de tantos otros es sólo una pequeña muestra de que existe en la Argentina otro país, que con seguridad la mayoría de las veces no miramos, pero que en definitiva es la llave que nos permitirá salir del estancamiento y de tantos años de frustración, siempre y cuando lo miremos más seguido.

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