En el inicio de la campaña algodonera, las cooperativas agropecuarias nucleadas en Ucal plantearon al gobernador Jorge Capitanich la preocupación por el impacto ambiental negativo de varias desmotadoras. Manifestaron la necesidad de unificar el traslado del desmote a una planta concentradora, lo que quedaría definido en los próximos 60 días.
El encuentro entre el titular del Ejecutivo chaqueño y los directivos de Ucal se realizó en la sede de la gobernación en el Complejo Gualok, y participaron también los ministros de Producción, Enrique Orban, y de Industria, Sebastián Agostini.
En el extenso temario presentado por la histórica entidad del cooperativismo representada en la persona de su presidente, Vladislao Romachevsky, y de integrantes del directorio, “uno de los principales planteos refirió a la posibilidad del análisis, por parte del Estado, de un mecanismo para asociar a distintas cooperativas que tienen problemas por el impacto ambiental negativo que genera el desmote al haber quedado las mismas rodeadas de urbanización”.
“El planteo de cooperativas de Sáenz Peña y de localidades circundantes es el de centralizar el sistema de desmote, unificando también la calidad del trabajo para garantizar un producto homogéneo que pueda ser comercializado en las hilanderías que están instaladas en el Chaco”, señaló el gobernador.
“A través de Ucal se unificará la estrategia de negociación para lograr el consenso de todas las instituciones cooperativas para que, entre los próximos treinta y sesenta días, podamos ofrecer una propuesta y establecer el cumplimiento de estrategias para mitigar el impacto ambiental, con el consecuente traslado del desmote a un único espacio concentrador en el que no se generen complicaciones en el medio ambiente”, adelantó Capitanich.
según publicó el Diario El Norte de Resistencia, desde hace un tiempo las entidades cooperativas vienen barajando la posibilidad de “juntar el desmote en un solo espacio”.
Los fundamentos para plantear esa posibilidad se relacionan directamente con la baja de la producción de algodón, que hace que hoy una desmotadora por cada cooperativa “sea demasiado” y el desordenado crecimiento urbano de los pueblos del interior que, al carecer de planificación, permitieron la urbanización en alrededores de fábricas que expulsan residuos al ambiente.
