La presidenta Cristina Fernández de Kirchner mantuvo ayer una agenda de alto nivel en Cuba, donde compartió primero un almuerzo con el ex mandatario cubano Fidel Castro, y luego un encuentro bilateral con su par de Brasil, Dilma Rousseff. La mandataria está en la Nación caribeña para participar de la cumbre de los 33 países miembros de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac).
Aunque no se había informado previamente sobre la actividad de la mandataria, durante la jornada se fueron conociendo sus movimientos y fue la jefa del Estado quien confirmó a la prensa argentina el encuentro con el líder histórico de la Revolución cubana.
“Me invitó a almorzar Fidel”, señaló la mandataria al salir en automóvil del Hotel Nacional, donde está alojada, acompañada por su hija, Florencia Kirchner, y por el vocero presidencial, Alfredo Scoccimarro. Cristina Kirchner partió hacia la reunión a las 12.40 de La Habana (14.40 hora argentina) y regresó dos horas después.
Consultada por periodistas al retornar, la presidenta no brindó detalles del encuentro, pero afirmó que había estado “bien, muy bien” y remarcó: “Muy rica la comida”.
La agencia cubana Prensa Latina, al respecto, indicó que “después de intercambiar afectuosos saludos”, la mandataria y el líder cubano conversaron sobre “temas regionales y de los principales problemas que enfrenta la humanidad particularmente, sobre alimentación y los diferentes conflictos armados que amenazan la paz en el planeta”.
“En un momento especial, Fidel Castro y Fernández recordaron al desaparecido presidente venezolano Hugo Chávez y sus esfuerzos por consolidar la unidad latinoamericana con la creación de la Celac en el año 2011”, añadió ese medio.
Con Dilma. Tras regresar al Hotel Nacional, la mandataria se desplazó al Meliá a las 17.30 (19.30 hora argentina), para encontrarse con Rousseff, quien había arribado pocas horas antes a La Habana.
En esa oportunidad, Cristina estuvo acompañada por el canciller Héctor Timerman; el secretario de Relaciones Económicas Internacionales, Carlos Bianco; el embajador en Brasil, Luis Kreckler; el gobernador de Entre Ríos, Sergio Urribarri; y el secretario Scoccimarro.
La brasileña, en tanto, participó con el canciller Luiz Figueredo; el ministro de Industria, Luiz Pimentel; la encargada de Comunicación Social, Helena Chagas; y el asesor presidencial, Marco García.
Según señalaron los medios del país vecino, la reunión bilateral se realizó por pedido de la Argentina.
Antes de las actividades oficiales, Cristina Kirchner recibió en su habitación a Milagros, una nena de 9 años, que le escribió una carta en la que le contó que había nacido el día en que Néstor Kirchner bajó los cuadros de los dictadores Jorge Rafael Videla y Reynaldo Bignone del Colegio Militar.
Así lo informó la Secretaría de Comunicación Pública y señaló que la mandataria le transmitió a la niña “que le había encantado la misiva, que la había guardado en un escritorio de la Casa Rosada y que al regresar a Buenos Aires la invitaría”.
La llegada de Cristina a Cuba el sábado, tres días antes del inicio de la Cumbre, había despertado especulaciones sobre un posible encuentro con Fidel y otras actividades.
Se trató de la tercera vez que la mandataria se reúne con el líder cubano, quien dejó el poder de la isla en manos de su hermano, Raúl Castro, en 2008.
Cristina se había entrevistado con el ex mandatario cubano por última vez el 11 de enero de 2013, cuando viajó a La Habana para visitar al entonces presidente venezolano, Hugo Chávez, que se encontraba convaleciente.
En tanto, cuatro años antes, también en enero, Cristina había logrado una reunión de media hora con el líder revolucionario, en momentos en que éste estaba alejado de los actos públicos por problemas de salud.

