Archer Daniels Midland es una de las big four del agronegocio, junto a Cargill, Dreyfus y Bunge. Su volumen de ventas así lo demuestra. En el ejercicio 2013 treparon a u$s89.804 millones, apenas por debajo de los u$s90.554 millones de 2012.
Recientemente fue noticia porque el CEO que sucedió a Patricia Woertz resultó ser un argentino: Juan Luciano.
El negocio de ADM tiene tres grandes componentes: la cadena oleaginosa (básicamente la sojera), la del maíz y los servicios agrícolas.
En el último ejercicio, la unidad oleaginosa aportó el 39%; la maicera, el 15% y los servicios agrícolas (logística) el 46% restante.
En materia de volumen, en ese ejercicio ADM movió 62 millones de toneladas, de las cuales la mitad fueron oleaginosas.
Las inversiones de ADM en el mundo son cuantiosas. En total posee 148 plantas de procesamiento de oleaginosas, que incluye 44 de originación y crushing, 71 de refinación, envasado y biodiésel, 27 más para especialidades (maní, celulosa, etc.), 6 plantas en Asia, 18 de procesamiento de maíz y 103 locaciones logísticas, incluyendo molinos de trigo.
Desde su sede en el agrícola estado de Illinois, la compañía se ha dedicado a crear una red de activos en todo el mundo. En China, por ejemplo, posee plantas de crushing (en sociedad con Cofco), pero también fabricación de premezclas para la alimentación animal. Tiene una presencia muy fuerte en Brasil e incluso en Paraguay, donde recientemente armaron una planta de crushing.
Curiosamente, en la Argentina no tiene activos propios, sino que los posee a través de compañías controladas como Golden Peanuts en materia de maní y AC Toepfer en lo que es logística granaria.
En el ejercicio 2013, las ganancias rozaron los u$s3.000 millones, con la mitad proveniente del segmento de oleaginosas, y otros u$s814 millones del maíz, donde los productos de la molienda húmeda (edulcorantes y almidones) fueron la principal contribución. En el último ejercicio, la buena diferencia entre el precio del bioetanol y el maíz potenció la generación de ganancias de esa unidad.
La visión del liderazgo de esta compañía, que nació hace 113 años, es que inicialmente se focalizó en los EE.UU. y que recién en los últimos 20 años comenzó a globalizarse.
Sin embargo, hoy sostienen que el futuro es el mundo emergente y que cada vez más su negocio dependerá de la dinámica afuera de los EE.UU.
En este sentido, América Latina y Asia son las dos puntas de la cadena.
En Brasil han invertido en logística portuaria, en el nordeste (Belem, en el estado de Pará, donde el objetivo es mover 6 Mt) y en Santos (San Pablo), y creen que con el potencial de crecimiento que tiene el país seguirán invirtiendo allí.
De hecho, con la inversión en Nueva Palmira (Uruguay) planean mover otras casi 3 Mt de commodities agrícolas.
En los EE.UU. la gran oportunidad está en el maíz, donde el mandato para incrementar el corte de naftas con bioetanol representa una gran oportunidad, además de la demanda por almidones y azúcares de maíz.
También el hemisferio norte (EE.UU.y la Unión Europea) ha resultado significativo para el negocio del biodiésel.

