La cosecha de trigo en la provincia, con bajos rindes y con una superficie que alcanzó las 78.000 hectáreas, avanza en las poco más de las 35.000 hectáreas que no fueron afectadas por la fuerte sequía que azotó la provincia.
“Más de la mitad de las hectáreas sembradas está perdida, porque la falta de humedad y el fuerte calor generaron pérdidas de más del 50% de los lotes”, admitió ante el diario Norte el subsecretario de Agricultura de la provincia Pablo Baluk.
El técnico indicó que en lotes donde se sembró con los protocolos correspondientes se están obteniendo alrededor de 1900 kilos por hectárea en promedio, pero no así en los lotes donde ni se respetaron estos principios agronómicos ni se produjeron lluvias significativas, se obtuvieron entre 300 y 500 kilos de producción.
“Son los peores registros de la historia en cuanto a sequía”, dijo el técnico.
Cabe recordar que en las últimas diez campañas agrícolas, 2002/03 a 2011/12, se sembraron en el Chaco 86.358 hectáreas anuales en promedio, con un máximo de 173.700 hectáreas (2011/12) y mínimo de 700 hectáreas (2009/10), constituyendo el principal cereal de invierno.
La importancia del cultivo del trigo radica, por una parte, en el aporte de ingresos económicos a los sistemas de producción mixtos (agricolaganaderos) en una época del año en que éstos son mínimos. Por otra parte, y de cara a la siembra directa, aporta un rastrojo satisfactorio como cobertura de suelo, complementándose bien en planes de rotaciones con cultivos tales como algodón, soja, sorgo, girasol y maíz.
Por ser un cultivo compacto previene o limita la erosión del suelo, evita el desarrollo de determinadas malezas y aporta con su rastrojo materia orgánica a los suelos.
En la Estación Experimental Agropecuaria (EEA) INTA de Sáenz Peña y Las Breñas se conducen desde hace años diversos ensayos de evaluación de materiales precomerciales y comerciales.
