Cuando en marzo del año pasado el sistema de compensaciones se puso en marcha con los primeros pagos, parecía que los grandes beneficiarios del sistema eran los frigoríficos avícolas.
De hecho fueron los primeros en cobrar y durante algunos meses los pagos a esta actividad representaban el 70% o más del total.
Pero con la incorporación de otras actividades (molienda de trigo, refinación de aceite, industria láctea), la situación cambió radicalmente.
De los $1.580 millones que se llevan compensados al 18 de abril, la industria avícola cobró $250, es decir el 16% del total.
Quienes más han cobrado son los molinos, con el 25% del total ($394 millones) y la industria láctea, con el 22% ($344 millones). Incluso la industria avícola, donde sólo nueve empresas participan del sistema de reembolsos, ha cobrado más que las avícolas: $282 millones.
Pero los “mimos” del Gobierno a los polleros (visita de la Presidenta de la Nación a Granja Tres Arroyos, permanente mención a la actividad como buen ejemplo), parecen haber enervado los ánimos de algunos en “el sector” agropecuario en contra de esta actividad de agregación de valor.
Sin embargo, la situación distaba de ser una de privilegio. Hasta el recambio en la conducción de la Oncca, sólo unas pocas empresas habían cobrado los reembolsos correspondientes a diciembre, y a un tercio todavía les restaba cobrar noviembre.
Sin embargo, una de las primeras acciones de Ricardo Echegaray al frente de la oficina fue empezar a poner al día la actividad. Al cierre de esta edición, la Oncca informaba que habían sido autorizados pagos por $36,7 millones para esta actividad.
También salían pagos por $25,4 millones para los productores tamberos como aportes no reintegrables, entre otras compensaciones.