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Baño seco, la oportunidad de cambiar la contaminación por el enriquecimiento del suelo

Infocampo muestra cómo son estos sistemas ecológicos, cuyo objetivo principal es no utilizar agua ni conectarse a la red de aguas residuales para evitar la contaminación.

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Por Infocampo

La bioconstrucción crece cada vez más. Un ejemplo de ello es el caso del baño seco, que es ecológico y su principal diferencia con uno convencional es que no utiliza agua corriente, sino las capacidades de la compostación (fermentación aeróbica) y la disección para degradar las heces o materia fecal.

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Existen dos diseños distintos respecto de la degradación de la materia orgánica:

Baño seco: se realiza a través de una disección, gracias a un sistema que almacena la orina y las heces de forma separada. La orina contiene la mayor parte de nutrientes y generalmente está libre de patógenos (97% estéril y tiene el 95% del nitrógeno que se excreta. Funciona de manera muy similar a los fertilizantes químicos), por lo que puede utilizarse directamente como fertilizante, es decir, sin más procesamiento.

Baño compostero seco: se realiza a través de la fermentación, que actúa en conjunto con la orina y las heces en el mismo recipiente. Se deposita junto con esto, otros materiales orgánicos, por ejemplo trozos de verduras, paja, turba, aserrín y cáscaras de frutas. Es una cámara de tratamiento donde los microorganismos del suelo se encargan de descomponer los sólidos, como sucede finalmente en un ambiente natural con todos los materiales orgánicos.

La principal ventaja de los baños secos con separación de orina, comparadas con las letrinas secas convencionales, es la conversión de las heces en un material seco y sin olor. Esto lleva a un inodoro libre no sólo de aromas sino de insectos, sumado al hecho de que una vez que el contenedor de excretas se llenó, el manejo de las materias fecales es mucho más simple y menos ofensivo.

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Además, el riesgo de la polución acuífera se ve minimizado a través de la contención segura de las heces en cámaras enterradas, lo que también permite la construcción de estos inodoros en lugares donde los sistemas basados en pozos no son apropiados.

Como se trata de una fuente de abono, los nutrientes que están dentro de las heces continúan su ciclo natural sin tener que ser diluidos y, tras esto, reconcentrados en las plantas de tratamiento de aguas.

Una de sus mayores desventajas es la dificultad de implantar este tipo de sistema en determinados contextos, en particular en medios urbanos demasiado densos.

La generalización de este tipo de baños en zonas urbanas sin los conocimientos necesarios para su funcionamiento puede llevar a resultados indeseados o poco satisfactorios. Los malos olores se producen si el tanque de fermentación no se ventila lo suficiente. Esto podría producir fermentación anaeróbica, razón por la cual algunos de estos baños son comercializados junto a un sistema de ventilación integrado.

En Argentina se pueden encontrar estos productos desde $700 a $2.800 pesos aproximadamente.

Beneficios

  1. No precisa redes cloacales y de agua corriente ni el servicio de camiones atmosféricos.
  2. Evita el tendido de cañerías y el mantenimiento de una cámara séptica.
  3. Tiene un consumo de agua mínimo frente a los 8 a 12 litros por uso de un inodoro convencional.
  4. La falta de humedad desactiva gérmenes con más rapidez y no produce efluentes peligrosos.
  5. No afecta ríos o fuentes de agua subterránea ni emplea sustancias biocidas.
  6. Permite recuperar nutrientes para el suelo bajo un enfoque de saneamiento ecológico.