Los precios minoristas de la carne bovina informados por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) no coinciden con los presentes en carnicerías y supermercados de Buenos Aires.
El Indec informó hoy que el precio promedio del asado en abril pasado en la ciudad de Buenos Aires fue de 8,25 $/kg, un precio 0,4% inferior al registrado en marzo de este año.
Sin embargo, el asado de hacienda liviana (novillito/vaquillona) en carnicerías de barrios de clase media de Capital Federal se ofrece a valores de 10,50 a 16,50 $/kg, según pudo constatar Infocampo en locales de Palermo y Caballito.
En tanto, en locales porteños de la cadena de supermercados Disco el asado marcado de novillito tiene un precio de 9,99 $/kg, mientras que en supermercados Coto el asado de esa misma categoría se ofrece a 7,15 $/kg, aunque las góndolas del sector de carne vacuna de esta última empresa se encuentra semivacías en las últimas semanas.
Por otra parte, el Indec indicó el precio minorista promedio del cuadril en abril fue de 11,30 $/kg, un precio 0,3% superior al relevado en marzo de este año.
En cadenas de supermercados âdonde los precios son auditados de cerca por inspectores de la Secretaría de Comercio Interiorâ el cuadril de novillito se ofrece a 10,99 $/kg, mientras que ese mismo corte de ternera se comercializa entre 12,49 y 16,99 $/kg.
Según el Indec, la nalga en Buenos Aires registró un valor promedio de 10,87 $/kg en abril. Pero en carnicerías porteñas ese corte âuno de los más populares para elaborar milanesasâ se ofrece en un rango de 12,30 a 18,0 $/kg, mientras que en marzo pasado no superaba los 12,0 $/kg.
âPara realizar relevamientos de precios, el Indec contrata encuestadores y luego manipula los datos a su antojo”, dijo hoy a Infocampo Daniel Fazio, delegado de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) en el Indec.
“Los índices que publica el Indec no reflejan la realidad; son una burla a la gente”, añadió Fazio.
El notable déficit de hacienda que se está registrando en la región pampeana generó una fuerte competencia entre los diferentes componentes de la demanda cárnica; esta puja âtal como sucede en toda economía de mercadoâ se trasladó a los precios.
Frigoríficos y matarifes comenzaron a convalidar valores elevados por las diferentes categorías adquiridas y luego trasladaron el alza a los precios de la media res, que es el insumo básico de la mayor parte de las carnicerías porteñas. El impacto de este fenómeno es menos evidente en cadenas de supermercados porque las mismas están regidas por compromisos asumidos con la Secretaría de Comercio Interior.
Javier Lanari
