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Eugenia, Carolina y Elisa, las científicas que descubrieron microorganismos en la Puna que elevan los rindes

Son las fundadoras de la startup tucumana Puna Bio, que creó un bioestimulante en base a bacterias extremófilas que reduce el estrés en cultivos. El desarrollo fue premiado como el avance científico en sustentabilidad del año a nivel mundial.

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Por Infocampo

“¿Por qué si las bacterias de la Puna están ayudando a las plantas en esa región, no pueden ayudar a cultivos extensivos?”

Esa fue la pregunta de base que se hicieron las doctoras María Eugenia Farías (bióloga), Carolina Belfiore (biotecnóloga) y Elisa Bertini (biotecnóloga y microbióloga), y que terminó dando origen a una importantísima innovación para la agricultura argentina: un bioestimulante a base de bacterias extremófilas de la Puna catamarqueña que beneficia los rendimientos de cultivos agrícolas del llano pampeano.

MIRÁ Innovación argentina: un bioestimulante que reduce el estrés, gracias a bacterias de los salares la Puna

Farías y Belfiores, ambas ex investigadoras del Conicet, trabajan desde hace 20 años en la investigación de bacterias asociadas a plantas en la Puna, y fueron las creadoras de la startup tucumana Puna Bio. A ellas se sumó, hace cinco años, Bertini.

Con mucha información biológica recopilada sobre lo que sucedía entre microorganismos y plantas en el altiplano, las expertas decidieron hacer un cambio de perspectiva y lograron este producto inédito a nivel mundial, al punto de que recientemente fueron galardonadas como el avance científico del año, en sustentabilidad, en un certamen global.

MENOS ESTRÉS, MÁS RENDIMIENTO

Según las científicas, los resultados de este desarrollo son sorprendentes. “Los extremófilos, que son las bacterias extraídas de la Puna, pueden funcionar muy bien en presencia del estrés y en ausencia del estrés, y también adaptadas a diferentes ambientes y condiciones”, introduce Bertini (foto).

De acuerdo a los estudios y el trabajo científico, estas bacterias tienen una mayor carga genética que un microorganismo convencional; por ende, ante una condición estresante tienen la capacidad de sintetizar mayor cantidad de ciertos metabolitos que les permiten sobrevivir.

Ante esto, en Puna Bio respetaron un protocolo de trabajo para adaptar las bacterias de la Puna, que en el altiplano también están asociadas a especies gramíneas y leguminosas, para vincularlas a cultivos agrícolas extensivos.

Elisa bertini

“Nosotros llevamos adelante seis pasos fundamentales: prospección; laboratorio, identificación molecular; invernadero; ensayo a campo y optimización del formulado. Cada una de estas etapas implica un trabajo determinado, pero, básicamente, es ir de un extremo a otro: desde aislar la bacteria en la Puna hasta conseguir el bioinsumo agrícola, como es caso de Kunza Soja”, explica Bertini.

Todo esto constituye una novedad de alta importancia, además, porque esta innovación puede ayudar a enfrentar situaciones de estrés por sequía o heladas, como las que están ocurriendo en la actualidad.

Según Bertini, la asociación de los microorganismos extremófilos con cultivos agrícolas otorga nuevas capacidades para la tolerancia a estrés.

Las bacterias extremófilas colonizan la rizósfera mejor que otras bacterias porque fabrican biogen, una sustancia que favorece la colonización radicular. Algunas de ellas, ingresan a la planta y otras quedan adheridas a la superficie externa de la raíz”, puntualiza.

Además, “las bacterias presentes en Kunza Soja, una vez que están siombiosis con la planta, se nutren de la planta y, a cambio, entregan nutrientes clave como el nitrógeno, fósforo, hierro y potasio, más otras sustancias. En particular, frente al estrés, los extremófilos generan una enzima que implica una disminución del etileno, también generan sustancias reconocidas como osmolitos compatibles (prolina, trialosa), además unas enzimas asociadas a la disminución del estrés oxidativo -antioxidantes- y una mayor cantidad de poliaminas, que confieren más resistencia al estrés”, detalla.

MÁS BENEFICIOS Y PRODUCTOS

Otro punto distintivo es que las bacterias de la Puna, cuando se asocian a cultivos agrícolas, estimulan el desarrollo de raíces primarias y secundarias y, a pesar de que no son fijadoras de nitrógeno, a campo se observó que las bacterias extremófilas permiten más fabricación de nódulos y de mejor calidad.

Sin embargo, los objetivos de Puna Bio no solo están puestos en soja ni en cultivos agrícolas exclusivamente. De acuerdo a Bertini, ya están avanzando en diferentes líneas de trabajo.

“Estamos haciendo el desarrollo de biofungicidas a base de bacterias de ambientes extremos. Para trigo y maíz, contamos con una línea de investigación, a base de bacterias para disminuir el uso de fertilizantes nitrogenados y, además, ya progresamos en investigación básica para la biorremediación de suelos, a base de bacterias como enmiendas; también de bacterias asociadas a cultivos de servicios y también la implantación de plantas halófitas, según la problemática de cada ambiente a remediar”, dice.

Entre los aspectos que subraye la experta, asociada a la conservación de los recursos naturales, dice: “Nuestra tecnología surge de Conicet y, actualmente, Puna Bio tiene una licencia con el organismo para el uso de las bacterias comercializadas en Kunza Soja. También firmamos el ‘Tratado de Nagoya’ con la provincia de Catamarca, comprometidos a proteger los recursos naturales extraídos desde allí. De esta forma, tanto Conicet como Catamarca, tienen regalías de la comercialización de Kunza Soja”, asegura.

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