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¿Existen lugares para que las mujeres ejerzan poder en el ámbito rural argentino?

Según un documento del Ministerio de Ciencia la respuesta es SI. El rol de la mujer en el ámbito rural también ha ganado protagonismo y si bien los espacios que la empoderan existen, aun debe conquistar ese poder.

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Por Infocampo

En el ámbito rural los trabajos femeninos históricamente permanecieron ocultos e incluso muchas veces desvalorizados. Las mujeres rurales argentinas quedaban subsumidas en el hogar y la familia, que se entendían como sus espacios de dominio y acción, desde donde construían sus identidades. Su trabajo fue siempre “colaborar” con el del hombre y es considerado parte de la producción familiar, en un medio donde las “fronteras” entre lo productivo y lo reproductivo son poco claras.

Diversos aspectos conforman un arquetipo de “mujer rural” y se vinculan, muchas veces intrínsecamente, a la concepción moderna de trabajo. Asociado a la producción (utilidad) tiene como contracara el afianzamiento de una imagen del hogar como espacio de reproducción familiar, ámbito de poder femenino y donde el conjunto de actividades desarrolladas adquieren un carácter subsidiario, de apoyo al trabajo de los varones-productores.

Las mujeres en el agro argentino: Trabajadoras rurales

La condición de las mujeres y su poder en la organización familiar varía en relación a la tenencia de la tierra y al sistema agrario regional; en función de los niveles de tecnología disponibles y a la densidad de población. También, la cultura regional es un factor que incide en la participación de las mujeres en las tareas agrícolas. Sólo complejas situaciones de crisis agraria permitirán (desde el sistema de género culturalmente definido) alternar estos espacios y tareas. Allí serán las mujeres, quienes deban brindar sus brazos para cualquier labor en la que sean necesarios; funcionarán como “mano de obra de reserva”. Entre la fortaleza y la delicadeza, las mujeres rurales deberán afrontar las adversidades de vivir en un medio ajeno a la modernización vigente en los centros urbanos hasta entrada la década del sesenta.

Desde el Estado e instituciones privadas se intenta frenar el éxodo rural que se incrementa desde los años de 1920. El Ministerio de Agricultura de la Nación (MAN), el Museo Social Argentino (MSA), la Federación Agraria Argentina (FAA) y la Asociación de Cooperativas Argentinas (ACA), entre otras instituciones, refuerzan los discursos favorables a la diversificación de la producción y, al mismo tiempo, consideran a las mujeres como factores primordiales del arraigo familiar. Su instrucción a través de los cursos del Hogar Agrícola tiene como objetivo reforzar los saberes domésticos e integrar los conocimientos heredados con las nuevas técnicas agronómicas que sustentan el ideal de la “chacra”.

Presencia y visibilidad hoy

En los últimos años, los análisis de la realidad agraria nacional se han enriquecido mediante la inclusión de una perspectiva de género. Los censos agropecuarios y los distintos programas sociales del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación y las agencias provinciales responsables del sector, revelan las diversas situaciones en que se encuentran las mujeres rurales en las distintas regiones del país.

Entre sus objetivos se encuentran revertir la invisibilidad de las mujeres ligada a una tradición, a un discurso de género que posiciona a los hombres como jefes de la unidad de producción, al mismo tiempo que reproduce la división sexual del trabajo, subordinando el trabajo femenino.

Esta histórica asignación de tareas provoca, entre otras cosas, la diferencia en el acceso a los recursos naturales y económicos y excluye a las mujeres del acceso a la renta monetaria, de la gestión de las actividades productivas y de los espacios públicos de decisión.

Sus resultados son evidentes tanto en los ámbitos públicos como privados. Por una parte, el Programa Regional de Fortalecimiento Institucional de Políticas de Igualdad de Género en la Agricultura Familiar del MERCOSUR, el Programa para el Desarrollo Rural Incluyente y el Programa de Desarrollo de Áreas Rurales ,entre otros dependientes de la Unidad de Cambio Rural, tienen como objetivo principal la inserción efectiva de las mujeres en las políticas públicas para el desarrollo rural y observan estrategias de equidad de género, transversales a todas las acciones de los mismos.

Por otra parte, el INTA resalta su compromiso con el empoderamiento de las productoras y la búsqueda de mejoras en su calidad de vida, mientras se inscribe en una tendencia internacional de visibilización del trabajo de las mujeres del campo.

Reconocen sus técnicos que la necesidad de trabajar con la agricultura de género e identificar a la mujer como productora, trabajadora y sujeto de derechos, es de actualidad. Como parte de sus actividades conjuntas con la Unidad para el Cambio Rural, en el Programa ProHuerta las mujeres son destinatarias del accionar institucional que promueve el autoabastecimiento y la educación alimentaria.

Con el objetivo de mejorar la calidad de vida de las trabajadoras rurales, fomentar el desarrollo de la mujer en el campo, reconociendo y respetando sus derechos y propiciar la regularización laboral, el mejoramiento de sus condiciones de trabajo y el acceso a una Libreta de Trabajo Rural, la Secretaría de Igualdad de Oportunidades y Género de la Unión de Trabajadores Rurales y Estibadores (UATRE), crea espacios de reflexión y reconocimiento del aporte femenino a la economía rural. Constituye una Red Nacional de Mujeres, que cuenta con más de 13.000 afiliadas.

Como parte de una acción colectiva, se constituye en 1995 el Movimiento de Mujeres Agropecuarias en Lucha (MMAL). Su objetivo fundacional es evitar los remates de las explotaciones rurales a fines de los años noventa, consecuencia del endeudamiento adquirido en esa década y la grave crisis económica que atravesara el sector. El Movimiento otorga renovada visibilidad a las mujeres en el campo argentino, logra fortalecerse en el tiempo y ampliar sus demandas económicas coyunturales, para asumir la representación de un sector que no tenía voz propia en las organizaciones gremiales tradicionales. Por su parte, las corporaciones agrarias más antiguas no escapan a la tendencia de incluir miembros femeninos.

La Sociedad Rural Argentina (SRA), incorpora una Comisión de Productoras Agropecuarias desde fines de octubre de 2003. Esta iniciativa intenta que las mujeres del sector agropecuario acerquen sus ideas e inquietudes o participen de ciclos de capacitación.

Mujeres Federadas, “ala femenina” de la Federación Agraria Argentina, surge en 1995 con el objetivo de lograr una activa y protagónica participación de la mujer en su conducción institucional.

La Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (CARBAP) cuenta entre sus filas a la única dirigente rural del país que llega a ser vicepresidente de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), María del Carmen Neyra, como también a varias mujeres que presiden Sociedades Rurales locales y otros puestos de conducción en esta entidad agraria.

La Confederación Intercooperativa Agropecuaria (CONINAGRO) ,entidad que ejerce la representación gremial del sector agropecuario solidario desde 1956, realiza regularmente encuentros y jornadas para analizar la situación de las mujeres en el movimiento cooperativista agrario. Esta iniciativa revela la preocupación por conocer los factores culturales, psicosociales y estatutarios que inciden en los liderazgos femeninos. Si bien la institucionalización de la participación de las mujeres en las corporaciones agrarias es relativamente reciente, históricamente actuaron –de manera informal- aportando su contribución en los movimientos de los productores rurales.

Una trayectoria excepcional

Blanca Formia

Blanca Formía nació en Centeno, Santa Fé, el 1° de mayo de 1925. Hija de José Formía y Margarita Bunivar, era la segunda de cinco hermanos. Sus abuelos italianos eran agricultores. Su padre fue arrendatario de la estancia El Albión, donde luego compró una fracción de tierra, y tenía una carnicería. Trabajó en la FAA desde el 1º de julio de 1949 hasta el 31 de marzo de 2014. Nunca tomaba vacaciones y pasó años sin faltar. Solo el fallecimiento de su padre motivó su ausencia. Recuerda sus tiempos de maestra como los mejores dentro de la entidad. En los años sesenta fue designada como secretaria de actas del Consejo Directivo Central, dada su experiencia en Centros Juveniles y filiales. Además, escribía una columna en La Tierra bajo el seudónimo de “Federada”. En los últimos años de trabajo, fue encargada de la Biblioteca y formó un archivo histórico. En 2011, recibió la mención “Mayor Notable” de la Cámara de Diputados de la Nación, en reconocimiento a su militancia y compromiso con la FAA. 

Fuente: Ministerio de ciencia

Testimonios de mujeres rurales argentinas en la actualidad

Todas tienen algo en común: son referentes por su capacidad de liderar, organizarse y empoderar a otras mujeres para multiplicar fortalezas y oportunidades.

Mercedes Lalor, Directora de la Sociedad Rural Argentina: “Hoy en día es más fácil insertarse para trabajar en el campo, nuestra generación abrió un camino y ahora hay que conservarlo y continuar involucrándose ya que la mujer hoy no tiene ninguna traba para trabajar en el campo, para dedicarse a lo que le gusta y trabajar junto a los hombres, en equipo. La mujer rural es tenaz.”

Norma Simonit, Secretaria de la Cámara de Mujeres Empresarias de Formosa (CAMEFOR): Norma dijo que desde CAMEFOR empoderan a las mujeres rurales, urbanas y periurbanas y comentó que están intentando unir a todas las mujeres del país en una confederación. “Necesitamos construir espacios que nos contengan, para desarrollarnos y crecer”. “Hoy las mujeres rurales tienen oportunidades porque nosotros estamos trabajando para ayudarlas a concretar sus sueños y porque sabemos y entendemos que el futuro es de las mujeres. La mujer rural para mí es sacrificio porque me parece que en ella se resumen todas las tareas.”

Gladys Espíndola, Intendenta Comuna Pozo Nuevo, Córdoba: “La mujer rural tiene que conservar lo que tiene, desarrollarse en su comunidad, no emigrar, buscar tener una mejor calidad de vida con los recursos que hay disponibles y con los que el gobierno puede aportar y la comunidad en conjunto. La mujer rural representa trabajo y respeto.”

Helena Estrada, Asesora en Desarrollo Económico de la Mujer, Ministerio de Producción de la Nación: “este tipo de evento pone en foco las diferencias que existen en cuanto al rol de las mujeres rurales, aunque dificultades en las zonas rurales hay para todos igual. Visibiliza el esfuerzo extra que tienen que hacer las mujeres para conseguir lo que quieren. Tanto las mujeres rurales como las urbanas tienen que animarse. La mujer rural es dignidad.”

Patricia Areco, Asesora en Agricultura familiar y Desarrollo Rural de FAO Argentina: explicó que las mujeres tienen menor rendimiento porque no acceden a las mismas tecnologías e insumos que el resto. Remarcó que aún subsiste la brecha entre las mujeres y los hombres, y entre las mujeres. “Sin igualdad de género ni empoderamiento económico, social y político de las mujeres rurales no se lograrán la seguridad alimentaria, la nutrición, la agricultura sostenible y la mejora de las vidas y medios de subsistencia de las poblaciones rurales.”

Fuente: FAO