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Frutícolas y vitivinícolas de Mendoza en jaque mate por problemas climáticos

La agricultura mendocina vivió un otoño muy complicado, con fuerte presencia de lluvias y fríos que afectaron la producción de vid y de frutales. Algunos sufrieron heladas tardías en el inicio de la temporada que generó grandes pérdidas.

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Por Infocampo

 La viticultura atravesó tres temporadas de precios deprimidos por efecto del atraso cambiario que hizo perder mercados internacionales, sumado a una política errática en materia de manejo de volúmenes que llevó, además, a un stock excesivo que deprimió aún más los precios, según analizó Rodolfo Cavagnaro de la Bolsa de Comercio de Mendoza.

A estos escenarios, hay que agregarle la crisis económica de Brasil, que afectó en volumen y precio las ventas hacia ese mercado –vinos, frutas y hortalizas-. El actual gobierno nacional, devaluó a poco de asumir, pero la ventaja cambiaria no pudo ser aprovechada por falta de cantidades o calidades y, además, fue rápidamente absorbida por la inflación.

Cuando terminó la temporada anterior, se anticipó que habían quedado consecuencias por el ataque de la peronóspora y de Lobesia Botrana (polilla de la vid), que según los especialistas, a estas alturas será muy difícil de eliminar y habrá que terminar calculando la pérdida anual.

Por otro lado, después de aquella temporada, agosto se presentó con temperaturas superiores a las normales, y como las plantas habían acumulado suficiente cantidad de horas de frío, reaccionaron positivamente a los estímulos de altas temperaturas y el ciclo fenológico de varias especies se anticipó unos veinte días.

Pero en los primeros días de septiembre, una feroz helada (normal en la época) encontró una gran cantidad de flores y brotes tiernos y causó un daño muy importante en varias zonas de la provincia. Hasta el momento no se ha podido cuantificar el daño, pero los técnicos calculan una pérdida importante en los frutales en zonas del Valle de Uco y del Sur, así como en zonas del oasis Norte.

El gris panorama del futuro

Este escenario depara un futuro muy complejo, tanto en término de volúmenes de producción como en la repercusión sobre la actividad agroindustrial y la ocupación de mano de obra en el sector agrícola.

Desde ya, la paridad del tipo de cambio no presentaría cambios hacia fin de año, afectando los negocios de comercio exterior. Y aunque la inflación está mostrando una desaceleración, subsisten elevados costos generados por la acumulación de ésta y por la subsistencia de tasas impositivas muy altas tanto de la esfera nacional, como provincial y municipal.

En ese escenario, los precios de las frutas al consumidor estarán muy altos, ya que la cadena de intermediación se encargará de multiplicar los precios. Si los productores no se organizan mejor, caerán bajo las redes de los acopiadores, por ejemplo.

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