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La cosecha de uva sería de 30.000 toneladas

San Juan y Mendoza, que concentran 94% de la producción registrarían un crecimiento de 2,3 y de 8,1% respectivamente, a pesar de los problemas climáticos que afectaron los cultivos.

San Juan y Mendoza, que concentran 94% de la producción registrarían un crecimiento de 2,3 y de 8,1% respectivamente, a pesar de los problemas climáticos que afectaron los cultivos.
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Por Infocampo

La cosecha de uva alcanzaría este año a 29.800 toneladas, el incrementó respecto de la producción del 2006 sería de 3,5%, según el pronóstico de producción difundido por el Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV).

Las provincias de Mendoza y San Juan concentran 94% de la producción de uva del país. En Mendoza se espera una cosecha de 19.500 toneladas mientras que en San Juan llegaría a 8.650 toneladas.

El documento publicado por el INV señala una merma en la producción respecto del pronóstico de diciembre del 2006 cuando se estimó que este año se alcanzarían las 30.600 toneladas. La baja respecto de aquel informe es de 2,5% y se debió a problemas climáticos como el granizo que afectó a las zonas de San Rafael, el Valle de Uco, Lavalle y Agrelo, en la provincia de Mendoza. En San Juan, Sarmiento fue la localidad más afectada por problemas climáticos. A pesar de esta corrección, la cosecha de esta campaña será 3,5% superior a la del año pasado cuando se recolectaron 28.800 quintales de uva.

En el caso de Mendoza se espera una producción de 19.500 toneladas, 2,3% por encima de la del año pasado. En esta provincia se obtiene 64% de la uva que se produce en  todo el país.

En San Juan se pronosticó una producción de 8.650 quintales, el crecimiento del 2006 será de 8,1 por ciento.

En tanto, el volumen a cosechar descendería 3,7% en las demás provincias productoras donde se genera sólo 5,6% del total. 

Según el INV, el incremento en la producción en la provincias de Mendoza y San Juan se debería a la buena sanidad de los lotes lo que permitió un buen desarrollo de los racimos y del tamaño de las bayas; también a la abundante disponibilidad de agua para riego; a las reimplantaciones que se hicieron en los lotes fallados; a la mayor fertilización que aplicaron los productores vitivinícolas y a que los daños climáticos fueron localizados en las zonas anteriormente indicadas.

 

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