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La seca de octubre todavía se hace sentir en el trigo

Las abundantes precipitaciones de noviembre borraron la seca previa. Sin embargo el impacto de la misma se hizo sentir en el trigo.

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Por Infocampo

El cambio en el patrón pluvial que se observó a principios de noviembre, tuvo continuidad a lo largo del mes y garantizó la recarga de perfiles. Si esto no hubiese sucedido no se habría logrado compensar la seca del bimestre previo y la presión climática en el inicio de diciembre sería muy distinta a la actual, según publica la consultora Granar.

Si bien las abundantes precipitaciones trajeron complicaciones con excesos temporarios en algunos sectores de la zona núcleo, el almanaque de las siembras de soja ya venía complicado con la persistente sequia de la segunda quincena de octubre

Durante el mes de noviembre, casi todo la región pampeana y el NEA lograron registros pluviales más que favorables. Las lluvias decrecen  hacia el sur de LP y sudoeste de BA, observándose también lluvias pobres en el norte de SL y el NOA, donde la recuperación pluvial quedó lejos de ser la necesaria.

El centro de la Mesopotamia se llevó los registros más abundantes los cuales en importantes franjas superaron los 300 milímetros. También el centro de SF recibió lluvias abundantes pero sin superar la marca antes mencionada.

Al clasificar las lluvias registradas comparándolas con los valores estadísticos (1973-2012), se aprecia una extendida franja con desvíos positivos que desde el NEA se despliega hacia la provincia de BA. Sobre el sur de CB y sur de SF, como así también en gran parte del centro de BA, las lluvias solo alcanzaron los valores normales.

Esto habitualmente sería satisfactorio para el mes de noviembre, sin embargo la seca previa, no permitió una recomposición del perfil tan marcada como en el resto de la región pampeana. Consecuentemente, es una zona que ha logrado posicionarse para las siembras pero queda más expuesta a eventuales pulsos secos.

Se destaca que entre el este del NEA y el NOA  se pasa de la sobreabundancia de agua a la escasez. Posiblemente esto pueda explicarse atendiendo el empobrecido ingreso de humedad que se ha observado en el NOA, de componente amazónica y que habitualmente desciende de los llanos orientales bolivianos.

El NEA, más favorecido por la circulación del Atlántico, se independiza de este flujo de humedad y en todo caso las lluvias se potencian cuando la humedad de componente amazónica se presenta.

Durante el pasado mes, se observaron temperaturas máximas con ligeros desvíos positivos, sin embargo los registros no fueron rigurosos con excepción de jornadas puntuales. Tampoco se ha notado el avance de masas de aire frío que alcanzaran el norte del país como para influenciar la estadística final del mes.

Las mínimas en general se ubicaron en los valores normales o ligeramente por encima de los mismos. En particular el sudeste de BA no ha sufrido heladas, por lo cual se cierra una campaña triguera que en el núcleo triguero del sur no sufrió limitantes hídricas ni enfriamientos tardíos, no al menos que fuesen determinantes para valorar un retroceso en los rendimientos.

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