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Las plumas de pollo pesan en el mercado

En los últimos cinco años las ventas de harina de pluma de pollo crecieron de 5.200 t y u$s 1,3 M a 19.800 toneladas anuales por un valor de u$s 5,1 M. Chile compra el 99 por ciento.

En los últimos cinco años las ventas de harina de pluma de pollo crecieron de 5.200 t y u$s 1,3 M a 19.800 toneladas anuales por un valor de u$s 5,1 M. Chile compra el 99 por ciento.
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Por Infocampo

Las plumas no sólo visten a los pollos mientras están vivos, sino que una vez que el animal va a faena se reutilizan en la industria alimentaria. Por ser ricas en proteínas y aminoácidos se aprovechan para la elaboración de harina que luego se exporta para la alimentación de peces.

Según datos del Senasa, la exportación de este subproducto creció desde el 2000 de 5.237 t anuales hasta llegar a 19.829 t el año pasado. Chile viene comprando sostenidamente el 99% de este insumo, y otros países como Vietnam, Colombia, Sudáfrica, Perú, Rusia, Japón, Estados Unidos y Ecuador lo adquieren alternadamente. En cinco años los ingresos al país representaron un total de más de u$s 20 millones y casi se quintuplicaron de u$s 1,38 M a u$s 5,15 M el año pasado. Hoy la tonelada se paga u$s 260.

Doce empresas argentinas se dedican a esta a actividad. Una de las pioneras es Las Camelias SA, radicada en San José, Entre Ríos, un establecimiento avícola integrado, que tiene abuelas reproductoras, incubación, cría de parrileros, fábrica de alimentos balanceados, planta de faena y comercialización. En 1993 encontraron la veta para elaborar harina de pluma, de vísceras y aceite de pollo, alimentos que no se consumen en el mercado local. “La pluma es el 11% del peso del animal, este porcentaje es un promedio que varía de verano a invierno porque en época estival el pollo tiene menos plumas. Y del peso total, lo que queda como harina es el 2%”, contó a Infocampo Graciela Marsó, gerente de Calidad de Las Camelias. El proceso de elaboración es continuo, una vez que se pela el ave inmediatamente comienza la fabricación de harina. Del pollo no se desperdicia nada, también los picos y las garras se transforman en un producto apetecible para las comidas de los orientales.

Las garras se pesan y clasifican de acuerdo con el tamaño y la calidad y se envían a Hong Kong, donde son muy requeridas por su proteína. “Faenamos 100.000 pollos por día. Además de vender a Chile, Rusia, Holanda, Gran Bretaña y Sudáfrica, tenemos una planta aprobada para países de Oriente y una faena especial para los árabes. Lo único que nos falta es procesar el canto”, ironizó Marsó.

El proceso

“El pollo es faenado, se lo desangra y se pasa por un escaldador que es una pileta con agua caliente a 50°. Después va a una máquina donde es pelado. Esa pluma cae en un canal y es conducida a través de agua hacia una pileta. Allí se la bombea hacia el piso superior de la planta, pasa por distintos tamices percoladores que le retiran el agua y se comienza a llenar los digestores, donde se realiza la hidrólisis de la pluma, con una presión de 3 kg de vapor a 138°C durante 45 minutos. Luego se abre el digestor, se despresuriza, se evapora la humedad hasta el 50% para obtener una pluma con menos carga de humedad. Luego se pasa por un percolador para ir retirando la humedad y se lleva a un sistema de secado. Una vez que la pluma es secada, se pasa por un triturador, se cierne (para colar las partículas) y se manda a un silo”, así relató Marsó el proceso de elaboración.

Alexia Giménez

agimenez@infocampo.com.ar

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