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Los claroscuros de la devaluación en el agro: una mejora competitiva que podría agotarse rápido

Un trabajo de CREA señala que el tipo de cambio real es el más alto desde 2002, pero que la inflación podría reducir rápidamente este beneficio, además de recortar la capacidad de compra de los consumidores, impactando en cadenas como la ganadería y la lechería.

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Por Infocampo

En sus primeros días de gestión, el equipo económico de Javier Milei anunció un paquete de medidas orientadas a desacelerar la inflación a partir del déficit cero.

Con este objetivo, se apunta tanto a un recorte del gasto público como del incremento de impuestos, entre ellos los derechos de exportación del sector agroindustrial. 

Santiago Giraud, del área de Economía de CREA, analizó estas medidas y cual será su posible impacto en la cadena de valor agroindustrial. 

“No hubo sorpresas ni excentricidades: se trata de la clásica receta del Fondo Monetario Internacional, que consiste básicamente en devaluar la moneda y hacer una una corrección fiscal”, explicó.

Pero la realidad es que el tipo de cambio real quedó de manera muy competitiva: es el más alto desde 2002.  Sin embargo, hay otros factores para analizar.

LA DEVALUACIÓN Y SU IMPACTO EN EL AGRO

Durante la campaña de los candidatos presidenciales en 2023, dos de los pedidos más frecuentes del campo fueron la quita de los derechos de exportación y la unificación del tipo de cambio.

En el primer caso, el economista sostuvo que por el momento, ni se cumplió con la promesa electoral de quitar las retenciones. 

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“El componente más libertario no apareció y fue reemplazado por el pragmatismo al desdecirse de muchas o algunas de las promesas de campaña realizadas por Milei: puntualmente, la de no subir impuestos, la reforma de Ganancias o eliminar las retenciones que afectan al sector agroindustrial con las que se dio marcha atrás”, añadió.

NUEVO TIPO DE CAMBIO

Una de los anuncios del ministro de Economía, Luis Caputo, fue la corrección en el tipo de cambio oficial, que pasó de $400 a $800. Con respecto a comercio exterior, mantuvo los derechos de exportación para el complejo soja en 30% y en los próximos días se analizará la suba del 15% para el resto de las cadenas de valor agroindustrial.

Giraud explicó que al momento de analizar la evidencia histórica a nivel regional, los planes de estabilización que tienen éxito suelen -tras la devaluación inicial- establecer un ancla cambiaria que pierde espacio a partir de la inflación. 

En este punto, consideró que este retraso quita competitividad al sector exportador y promueve las importaciones. “Por ese motivo, todo lo que contribuya a generar un superávit de cuenta corriente inicial aumenta las chances de tener éxito durante el proceso de estabilización”, agregó.

Con respecto a las perspectivas inflacionarias, remarcó que además de restar competitividad al sector exportador, reducirá la capacidad de compra de los consumidores argentinos. “Es particularmente relevante para actividades que tienen una mayor dependencia del mercado interno, como es el caso de la ganadería o la lechería”, concluyó.