A pesar del regreso de la ola polar a Buenos Aires, esta mañana, familias enteras coparon las tribunas y el palco principal de la pista central de La Rural, para participar de la Misa dirigida por el Padre Baigorria, párroco de San Ignacio de Loyola. El presidente de la Sociedad Rural Argentina (SRA), Hugo Luis Biolcati, directivos y socios estuvieron presentes durante la celebración.
Como todos los años, la Misa fue organizada por las mujeres que trabajan en Misiones Rurales, una fundación que desde hace 44 años busca la promoción integral de las familias rurales, a través de las escuelas. Después del canto del Himno Nacional, esta entidad entregó los premios Ave María, que en esta oportunidad destacaron a cuatro maestros rurales que se dedican a la enseñanza en los parajes más retirados del país.
‘Queridas familias, productores, es nuestra oportunidad en recordarnos cuánto y cómo Dios nos ha bendecido, no sólo en la fecundidad de nuestras tierras sino sobre todo en el espíritu luchador, trabajador y en la esperanza permanente de creer y así contribuir en la construcción de la Patria y de una Patria grande’, dijo el padre Baigorria en su sermón y agregó: ‘En el campo y en su gente está latente nuestra identidad nacional, nuestras raíces cristianas, la cultura del trabajo y la vida familiar’.
Durante la Misa, que tuvo como escenario la pista central estuvieron presentes, a modo de acción de gracias, los mejores ejemplares de bovinos, equinos, ovinos y caprinos. El Altar, armado sobre fardos de pasto, está ornamentado con productos de la tierra de distintas regiones del país, algodón del Chaco, tabaco y soja del norte, trigo y maíz de la Pampa Húmeda y uvas de Mendoza, además de artesanías textiles de diferentes regiones confeccionadas en lana oveja, llama y alpaca.
Las ofrendas se realizaron en cestería del norte argentino y serán depositadas en un antiguo catre de campaña. Dos fanales franceses de principios del siglo pasado, un Cristo representativo del Señor del Milagro donado por Patricia Rivas Orozco en conjunto con otras familia salteñas y una imagen de la Virgen María tallada en madera de nuestro país por un inmigrante europeo, completaron la ornamentación del altar, que como todos los años estuvo enmarcado por los animales campeones de las distintas razas.
Durante la comunión el coro Pacem in Terris, de las Basílicas del Pilar, San José de Flores y Salvador, dirigido por el maestro Héctor Saab, cantó ‘No es posible morirse de hambre en la patria bendita del pan’.
Una vez terminada la Misa, Pacem in Terris, acompañó la salida de los feligreses con la marcha al Sargento Cabral y el Himno a la Alegría.
