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“Nunca tuve 11.000 kilos de maíz en la mano y que desaparezcan”

En el sur de Córdoba y oeste bonaerense, Lucas Andreoni relata el antes y después del paso de la ola de calor.

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Por Infocampo

La ola de calor reciente fue un antes y un después para muchos maizales en fechas temprana. Muchos productores y asesores técnicos no salen del asombro sobre el saldo que dejaron las temperaturas e intentan explicarlo fisiológicamente.

Lucas Andreoni es un reconocido profesional agrónomo que trabaja en el sur de la provincia de Córdoba y también al oeste bonaerense. Hace más de una década trabaja con la agricultura de precisión y menos de diez años haciendo prescripciones de siembra y fertilización variable.

“A lo largo de los años probamos y trabajamos con diferentes plataformas de precisión. Así, hacemos el armado de las prescribirmos con Q-GIS y luego seguimos nuestros lotes con alguna plataforma de gestión agrónomica. Ahora, monitoreamos con OneSoil”, dice Andreoni, como puntapié en la charla que mantuvo con Infocampo.

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A él, las herramientas digitales durante la semana de calor extremo le mostraron lo peor en campos de la zona de Melo, Serrano y Buchardo (Córdoba) y también de Cañada Seca (Buenos Aires).

En esa zona, aclara, la recomposición de lluvias todavía no llegó, aunque sí bajaron las temperaturas: hasta ahora, llovieron 15 milímetros.

Andreoni relata que el maíz tuvo la disponibilidad hídrica justa, luego de excelente primavera de precipitaciones. La posibilidad de optimizar la densidad de siembra y la fertilización, según la calidad ambiental, sostenían un stand en buena condición general .

“Una semana antes de la ola de calor, con mis socios, miramos las imágenes de índice verde de la plataforma y fuimos a recorrer el lote. En ese momento, hicimos una estimación de rinde porque el cultivo estaba con la espiga formada y avanzaba el llenado de granos (granos pastoso). Calculábamos unos 11.000 kilos por hectárea“, recuerda, sobre ese maizal que se hizo, prácticamente, con los 200 milímetros de precipitaciones que cayeron en la primavera.

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Sin embargo, una semana después de esa visita, la realidad era otra.

En medio de la ola de calor, los técnicos decidieron volver a usar la tecnología y regresar al lote. “Con la imagen de índice verde, ya veíamos ciertos ambientes, los más restrictivos, que se marcaban afectados. Pero, al verlo en campo, nunca vi, en 20 años de profesión y recorriendo campos, una planta de maíz verde y totalmente seca, con una espiga de 11.000 kilos”, describe.

Para ellos, fue el día y la noche (Ver imágenes)

Imagen de indice verde - Maiz

A partir de ese momento, los ingenieros hicieron un seguimiento de los cuadros bonaerenses y cordobeses fue más exhaustivo. El asesor detalla que empezó a seguir el campo para ir viendo la recuperación e intentó recomponer qué quedó de los 11.000 kilos.

“Sabemos que esos lotes, tendrán un rinde promedio de 5.500 kilos, configurados por una gran heterogeneidad, que van desde rendimientos nulos y hasta zonas con 11.000 kilos, todavía estimados, ya que se supone que las lluvias de estos días recuperarán los mejores ambientes de ese campo”, alienta.

Sequías

“Todas las sequías que viví en el campo muestran otro comportamiento, con todo el lote igualmente seco y con bajo potencial. Acá sucedió que teníamos un lote tremendo, que aspiraba a 11 o 12 toneladas y en una semana registró un decaimiento total de su rendimiento. Nunca tuve un maíz de 11.000 kilos de maíz en la mano y que desaparezca“, enfatiza.

Asimismo, explica Andreoni, que el calor extremo dejó un lote tan desparejo que será imposible evitar las partes malas durante la trilla. “Hay zonas verdes, con rinde, rodeadas de otros sin rinde. Así que tendremos que gastar gas oil para levantar lo bueno y lo malo”, analiza.

Entre los aspectos que pondera advierte que solo tiene, bajo asesoramiento, un 35% de la superficie sembrada con maíz de primera. El resto de los cultivos, maíces tardíos, soja, girasol y sorgo están todavía con muy buen potencial: “Están buenísimos”.

“Lo que se desarmó fue el maíz temprano. Así y todo, con 55 quintales en campo alquilado, el resultado no es tan malo. Peor están perfiladas las empresas que con ese rinde potencial sembaron el cereal en superficie arrendada”, dice el asesor.

Teorizando, explica que el impacto de la ola de calor sobre el rendimiento del cultivo de maíz se dio en el momento que el cultivo tuvo la máxima necesidad hídrica que, en combinación, con una altísima demanda atmosférica de agua (por la temperatura), lo terminaron secando. En los otros cultivos, que no tenían tal necesidad, pudieron sortear mejor el estrés.

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