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Pampa del Zorro: una comunidad unida por el acceso al agua

En ese paraje chaqueño, 60 familias se asociaron para obtener agua de calidad.

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Por Infocampo

“Mi situación era crítica”, aseguró Alicia Ávila, una campesina chaqueña que desde hace 30 años vive en el paraje Pampa del Zorro en Chaco. Hasta hace poco, todos los días, recorría cinco kilómetros para abastecerse de agua que consumía en su casa y les daba a los animales.

“Acarreaba 16 bidones de 20 litros –que antes habían contenido fitosanitarios– con agua”, recordó consternada. Y, a pesar de hacer el recorrido a bordo de un carro zorra, llegaba a demorarse, al menos, dos horas. “Cuando hacía calor todo se complicaba y llegaba a hacer hasta tres viajes por día”, recordó. En muchas de esas oportunidades, Alicia estaba acompañada por Valentina, su hija de cinco años.

Esta es una de las tantas experiencias que viven las 60 familias de la localidad chaqueña de Pampa del Zorro –a 45 kilómetros de Las Breñas– que, para enfrentar sus dificultades en materia de acceso al agua para consumo humano y animal, manejo en la producción caprina y organización de base comunitaria, decidieron pedir asesoramiento al INTA.

Ahora, gracias al INTA Las Breñas y a la Universidad de Quilmes, Alicia y su pequeña tienen un pozo para abastecer a sus animales y, con los vecinos, se organizó para construir ocho cisternas de placa, una en su casa. Pronto van a construir ocho más.

Feliz por el trabajo comunitario y por los logros obtenidos aseguró: “Estoy inmensamente agradecida con los que nos han ayudado tanto”.

Dos años más tarde, se organizaron capacitaciones sobre manejo caprino, sanidad y alimentación, se construyeron 30 cisternas placas que almacenan hasta 16 mil litros de agua de lluvia para consumo humano, al tiempo que reciben apoyo para el desarrollo sociotécnico y organizacional de las familias.

Cuando conoció la historia de Alicia y Valentina, el extensionista Lucas Vázquez, de la gerencia de Gestión de Programas de Desarrollo Rural del INTA, se comprometió de inmediato. “Sentí profundamente que algo tenía que hacer. Miraba la foto de Valentina y veía a mi hija, separadas por más de mil kilómetros y el contraste era muy grande, demasiado grande”, dijo Vázquez.

En este sentido, agregó: “Alicia y Valentina fueron la inspiración para que muchos y muchas que conocimos su historia pudiéramos unir los esfuerzos institucionales necesarios para lograr la adjudicación de una licitación pública que permite que otras 700 familias de Chaco, Santiago del Estero y Santa Fe puedan acceder a agua segura a través de la construcción de cisternas de placas, perforaciones y pozos”.

Así, comenzaron a trabajar junto con el INTA Las Breñas, la Unidad para el Cambio Rural (UCAR) y la cooperación del INTI en el marco del Proyecto de Adaptación y Resiliencia de la Agricultura Familiar del NEA ante el cambio climático y su variabilidad, financiado por el Fondo de Adaptación al Cambio Climático de Naciones Unidas. “Los análisis en el campo de Alicia nos indicaban que el agua subterránea no era apta para consumo humano, por lo cual se avanzó con la construcción de un pozo excavado y calzado con hormigón para el consumo de sus animales”, explicó el extensionista.

Para Vázquez, hoy ese contraste que advirtió es mucho menor: “Cuando la conocí, Alicia había construido con sus propias manos y las de sus vecinas (con el apoyo de la Universidad Nacional de Quilmes), la cisterna que colectará el agua de lluvia y que posibilitará que Valentina tenga más tiempo para jugar e ir al jardín, así como mi hija”, afirmó.