La suba del consumo fue una de las principales banderas del modelo económico en los últimos años. Y para JP Morgan, esa bandera hoy choca contra uno de los principales problemas de la Argentina: la suba de precios. “La inflación es un impuesto al consumo y al salario”, disparó Vladimir Werning, director ejecutivo del banco estadounidense, según Infobae.
Si bien este economista argentino considera que la inflación aún “no es el mal mayor” del país, sí es un tema importante. “Antes era síntoma del ciclo económico, como ocurría con las economías emergentes: subía con bonanza y caía con recesión. Desde 2012, los factores monetarios tienen un peso mayor”, aseguró en el marco del 30º Congreso del Instituto Argentino de Ejecutivos de Finanzas (IAEF).
Como la actividad económica se desaceleró fuerte durante el año pasado y la inflación se mantuvo alta, pasó a ser un “fenómeno más relacionado con la política monetaria, con salarios reales que caen y un tipo de cambio que se sigue apreciando. Y si el consumo es el motor del crecimiento, habría que atacarla”.
“Los controles de capital provocan un aumento forzado de la demanda de dinero, que es hasta más importante en su incremento que el impuesto inflacionario. La recaudación del conjunto de políticas inflacionarias más los controles de capital representan un 6% del PBI. Por eso, hay un incentivo fiscal muy fuerte para no cambiar la política sobre inflación”, especificó.
Para Werning, la escalada de precios podría convertirse en el “mal mayor” si le gana a la tasa de salarios. El país atraviesa un “proceso de estancamiento” del cual “será difícil salir”, y como el real se seguirá depreciando, “la billetera de Brasil no será tan grande para salvar a la Argentina”.
A su vez, dijo que la brecha cambiaria es una “preocupación”, y que los esfuerzos para dominar la salida de capitales han sido reducidos por el “déficit de turismo”.

