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Plagas: 5 claves para defender la siembra directa del bicho bolita y el gusano blanco

Un informe de Aapresid señala que estos insectos son muy comunes en planteos de siembra directa y brinda recomendaciones para evitar incurrir en planteos de labranza como mecanismo para frenarlos.

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Por Infocampo

En los planteos de siembra directa, hay plagas que encuentran el mejor terreno para desarrollarse: suelos sin disturbios y con alta cobertura y humedad son típicos para insectos como los bichos bolita o los gusanos blancos.

Pero abandonar el sistema y volver a la labranza no es la solución, de acuerdo con la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (Aapresid).

Por el contrario, lo más probable es que el problema no se solucione y se generen otros asociados al retorno de los arados.

De allí que desde Aapresid decidieron difundir una serie de recomendaciones para contrarrestarlos de forma temprana y estratégica, sin dejar de lado la siembra directa.

LAS PLAGAS EN LA SIEMBRA DIRECTA

En el caso de los bichos bolita y los gusanos blancos, Aapresid recordó que estos insectos de suelo causan dolores de cabeza principalmente en cultivos de invierno.

Y aunque pueden ser aliados al mejorar las propiedades del suelo y contribuir a la descomposición de residuos orgánicos, cuando su población crece se transforman en plagas que amenazan la implantación de los cultivos.

Dentro de los daños que provocan se incluye el marchitamiento, disminución del stand de plantas, ataques por “manchones” que derivan en avance de malezas y mermas de rinde. En suelos no perturbados o bajo pastura su incidencia es mayor.


El gusano blanco, se diferencia de otras especies por su mayor tamaño (cinco centímetros versus 3,5 cm de otras especies), cabeza marrón rojiza (vs. castaño claro de otras especies) y ancho de cabeza similar al cuerpo.

Conocido por su predilección por cultivos como el trigo, la cebada y las arvejas, puede causar estragos en las semillas y las plántulas.

El problema se desata cuando los campos pasan de pastura a cultivos anuales, lo que favorece la explosión de este coleóptero.

El gusano blanco, una amenaza que empieza a asomar: recomendaciones para enfrentarla

Por otro lado, el bicho bolita se diferencia de especies similares e inofensivas porque forma una “bolita” perfecta al protegerse y no posee urópodos.

Se deleita con semillas, cotiledones y hojas durante la etapa de implantación, ocasionando daños sectorizados en el terreno.

CINCO CLAVES DE MANEJO

En este contexto, a la hora de elaborar las estrategias de manejo, desde Aapresid consideran clave comprender desde un inicio que la siembra directa no es simplemente una técnica de siembra, sino un sistema completo que requiere un enfoque integrado.

En ese sentido, el manejo adecuado plagas es fundamental para mantener la sustentabilidad y la productividad.

Para controlarlos, es clave aplicar prácticas de manejo integrado de plagas, que incluyen:

  1. Secuencias con cultivos de servicios y especies de baja relación carbono/nitrógeno (C/N), como pueden ser ciertas leguminosas, para favorecer su rápida degradación e incorporación a la materia orgánica del suelo.
  2. Distribución adecuada de residuos de cosecha (rastrojos).
  3. Monitoreo temprano activo y previo a la siembra, principalmente en primaveras lluviosas y frías.
  4. Uso de cebos específicos si fuera necesario. Actualmente se disponen de cebos comerciales de bajo impacto ambiental.
  5. Control biológico: promoción y preservación de organismos benéficos que actúan como predadores de estas plagas.

“La combinación de una mayor diversificación de las rotaciones y la implementación de prácticas basadas en la biología de las plagas, son clave para un manejo efectivo de los desafíos actuales”, subraya Aapresid.

NO A LA LABRANZA

Toda esta información forma parte de la publicación NO a la LABRANZA de Aapresid, en la que aborda las principales problemáticas que hoy están llevando a muchos productores a volver, incluso después de muchos años de siembra directa, a laborear los suelos.

Además de ahondar en los impactos negativos que significa volver a ‘foja cero’ en el círculo virtuoso de beneficios -para la productividad y el ambiente- que genera un sistema de siembra directa, la publicación propone estrategias para contrarrestar cada una de estas problemáticas sin recurrir a la labranza.

“Muchos de estos problemas tienen que ver con una mirada incompleta del sistema de siembra directa, donde alguna (o varias) de las prácticas necesarias para asegurar el éxito están ausentes o no se implementan adecuadamente: diversificación e intensificación de secuencias de cultivos, estrategias de nutrición balanceada y de manejo integrado de plagas”, remarca la entidad.