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Positivo cierre de la esquila de vicuñas en Jujuy

Funcionarios señalaron que "se concretaron once chakus y se acopió una gran cantidad de fibra de vicuña para aprovechamiento exclusivo de las comunidades”.

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Por Infocampo

La esquila de vicuñas silvestres en la puna jujeña cierra el año con un balance positivo y con buenas perspectivas para la comercialización al exterior de los vellones, mantas, y otros productos terminados, destacó la ministra de Ambiente de la provincia, María Zigarán.

La actividad se enmarca en la estrategia de economía sustentable desplegada desde el ministerio de Ambiente de la provincia, y se realiza bajo la modalidad precolombina de encierro, esquila y liberación de vicuñas silvestres, chaku por su nombre en quechua.

“Fue un año productivo considerando que se concretaron once chakus y se acopió una gran cantidad de fibra de vicuña para aprovechamiento exclusivo de las comunidades”, dijo la ministra.

Tras participar junto al ministro de desarrollo económico, Juan Abud Robles, del último chaku del año, en la comunidad puneña de Suripujio, Zigarán destacó “los valores culturales involucrados en el proceso” de esta actividad.

“Al momento de la valoración de la fibra a nivel internacional hoy se tiene en cuenta no solo la calidad sino también el proceso de obtención y la historia que hay detrás de esa fibra”, explicó.

En este sentido, el kilo de vellón se cotiza a unos 500 dólares y una manta, que no debe tener más de un kilo, en Europa llega a costar 20 mil euros”, precisó para agregar que si se avanza en la cadena de producción esta actividad “significaría una fuente de ingreso importante para la región”, puntualizó el director de Recursos Genéticos y Protección de la Biodiversidad, Alvaro Núñez.

El funcionario indicó que los once chakus fueron realizados por comunidades del departamento de Yavi, las cuales obtuvieron unos 125 kilos de vellón de vicuña, sobre 550 animales esquilados.

Destacó que el éxito de esta temporada estuvo dado en gran parte por una mejor organización por parte de las comunidades.

Cada chaku requiere del trabajo de unas 70 personas, por lo que se ocupan pobladores de más de una comunidad.

Nuñez explicó que por el momento las comunidades se encuentran almacenando el vellón obtenido, en espera de conseguir los permisos necesarios para la etapa de comercialización.

Una de las comunidades ya inició con Fauna Silvestre de la Nación la gestión para lograr la primera venta de vellón al exterior, pero el objetivo de máxima del gobierno jujeño es avanzar en la cadena de producción y venta de prendas, indicó.

Los chakus son coordinados a través del ministerio de Ambiente de la provincia, con el asesoramiento de equipos técnicos de la Secretaría de Agricultura Familiar (SAF), del Instituto de Investigación y Desarrollo Tecnológico para la Agricultura Familiar (IPAF), y del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA).

El chaku, además de ser una costumbre precolombina, involucra a las comunidades, y logra que el animal “camine y no corra como si estuviera en peligro”, explicó en reiteradas oportunidades la bióloga del Conicet, Yanina Arzamendia.

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