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Primeros estudios sobre la evolución de la enfermedad

En el INTA Cerro Azul, se montó un infectario con el objeto de estudiar y caracterizar el germoplasma de la soja con nuevos genes de sanidad y calidad

En el INTA Cerro Azul, se montó un infectario con el objeto de estudiar y caracterizar el germoplasma de la soja con nuevos genes de sanidad y calidad
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Por Infocampo

Las temperaturas cálidas y la humedad comúnmente elevada de la región subtropical al nordeste del país, influyen decisivamente en la aparición de enfermedades, pero la prevalencia de algunas de ellas se ve notablemente acrecentada cuando se producen marcadas amplitudes pluviométricas, causando pérdidas de rendimiento de la soja.

A la problemática causada por los conocidos tizones, cancrosis, podredumbres, manchas, etcétera, hoy se le acopla una enfermedad de alto potencial destructivo producida por el hongo Phakopsora pachyrhizi, agente causal de la roya asiática de la soja. A pesar de su origen, la roya se observa en Brasil, Paraguay y la Argentina a partir del 2001, siendo el primer registro en nuestro país proveniente de un lote experimental ubicado en la localidad de L. N. Alem, Misiones.

Según el doctor Ivancovich, especialista en el tema de la experimental Pergamino del lINTA y coordinador del Programa Nacional de Roya de la Soja, esta enfermedad causa graves pérdidas al presentarse la infección en cualquier momento del ciclo y producir varias generaciones de esporas durante la misma campaña.

Dado que la dispersión de sus esporas es efectuada por el viento, éstas pueden recorrer grandes distancias infectando nuevas áreas, por lo que resulta muy difícil detener su avance. En este sentido, y acorde a los datos suministrados por la Dirección de Vigilancia Fitosanitaria del Senasa, durante la campaña sojera 2003/2004 se observó la pronta expansión del patógeno llegando a comprometer en junio a las provincias de Salta, Tucumán, Catamarca, Santiago del Estero, Formosa, Chaco, Santa Fe y la Mesopotamia.

En este sentido, en el marco del Proyecto Nacional de Mejoramiento de Soja con sede en la EEA INTA Marcos Juárez (a cargo del ingeniero Salines) y con el objeto de estudiar y caracterizar el germoplasma de soja con nuevos genes de sanidad y calidad, hemos montado un infectario en la EEA Cerro Azul (Misiones) como centro de evaluación de variedades frente a roya, teniendo como premisa que el uso de la resistencia genética es la alternativa más económica y práctica para disminuir las pérdidas provocadas por estas enfermedades, si bien en algunos casos no existen cultivares resistentes, como lo destaca la ingeniera Vallone, fitopatóloga del grupo.

En el ensayo se aprovechan los materiales de soja disponibles en los diferentes centros de mejoramiento del INTA y del germoplasma que se desarrolle a partir de las diferentes estrategias de mejoramiento, para confrontarlos con la roya. Se intenta detectar el germoplasma portador de los genes de resistencia, los que luego serán incorporados en ejemplares productivos mediante un programa de cruzamientos. Nuestros resultados preliminares, luego de la evaluación del comportamiento de doscientas cincuenta variedades frente a roya nos permitieron discriminar germoplasma tolerante y posibles resistentes, los que junto a otras de cuatrocientas variedades del banco de germoplasma y algunos cultivares comerciales serán estudiadas a partir de noviembre.

El bagaje de resultados obtenidos por los diversos proyectos multidisciplinarios que se están ejecutando han llevado recientemente al Senasa a declarar a la roya de la soja como plaga nacional de la agricultura (disposición 13/04).

La obtención de líneas resistentes, la determinación molecular del patógeno, el comportamiento epidemiológico, así como el estudio molecular de los genes de resistencia forman parte de este arduo trabajo contra reloj que requiere de mucha paciencia y calidad científica, y de esto depende su éxito.

Cuadro de situación en zonas de mayor riesgo

orma Formento, fitopatóloga de la experimental Paraná del INTA, advirtió que las provincias de la región mesopotámica (Misiones, Corrientes y Entre Ríos) están dentro de la zona de prospección I, considerada la de mayor riesgo de ser afectada por la enfermedad y donde los monitoreos a campo se realizan con frecuencia semanal. En superficies destinadas a este cultivo, Entre Ríos tiene la mayor área sembrada de las tres, con una cobertura que en el ciclo agrícola 2003-2004 llegó a 1.141.200 ha. La producción total fue de 2.190.806 toneladas con un rendimiento promedio de 1.927 kg/ha. La preocupación radica en que la soja es el cultivo que mayor superficie agrícola ocupa en esta provincia, y un posible ataque de roya podría ocasionar daños económicos de importancia para los productores de la zona. Formento relató que la primera detección de pústulas de roya fue el 24 de abril de este año en lotes del departamento La Paz.

Las observaciones posteriores confirmaron su presencia en Paraná, Diamante, Victoria, Gualeguaychú, Nogoyá, Tala, Villaguay, Feliciano, Federal, Federación, San Salvador y Colón. En cuanto a los daños registrados, la investigadora comentó que “en general, la aparición otoñal y tardía en lotes de producción que se encontraban en estados reproductivos avanzados, con formación completa de la semilla, amarillamiento rápido de las hojas al inicio de maduración, determinó cambios de coloración de las vainas de verde al amarillo y en esta provincia determinó síntomas y signos típicos observables en las hojas verdes remanentes de las plantas en madurez fisiológica”.

Predisposición climática

La fitopatóloga recalcó el mensaje que viene resaltando desde hace tiempo atrás: “Las condiciones climáticas registradas en la Estación Meteorológica de la EEA Paraná entre el mes de septiembre del 2003 y junio del 2004 reflejaron que el mes de abril presentó condiciones climáticas altamente conductivas para la entrada e infección del hongo Phakopsora pachyrhizi, especialmente en lo que se refiere a mojado foliar y temperaturas. Las asociaciones realizadas entre temperaturas, de entre 11 y 28 grados, las horas de mojado foliar no menores a 6 horas, permitieron estimar un importante número de días con condiciones altamente favorables para la aparición de focos de roya”.

Por Adrián de Lucía

Licenciado en genética del

INTA Cerro Azul, Misiones

Especial para Infocampo

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