A la hora de analizar la actualidad del negocio de engorde a corral, el presidente de Conecar (que combina feedlot y planta de balanceados), Roberto Guercetti, desdobla la situación.
Para el ternero liviano que entra al engorde, es decir la categoría más eficiente en la conversión, el negocio radica en los kilos ganados adentro del corral.
“El ternero vuelve a tener una situación similar a la que había en 2001, donde el negocio pasaba por convertir grano en carne”, explica. Es que en los últimos tiempos ha habido una explosión en el precio de la invernada, pero también del gordo, que rondan ambos entre $7 y 8 por kilo vivo.
“Otra situación es la que se da con el novillo que entra al corral, cuyo costo de producción ya trepa a los $6 el kilo ganado y entonces la diferencia se hace entre el precio de compra y de venta del animal”, agrega.
Para Guercetti, la trepada explosiva de los precios es la reacción a años de estar artificialmente “pisados” por la política gubernamental. “Se actualiza la inflación acumulada en todo este tiempo”, opina.
Con esta relación de precios, el negocio cierra independientemente de las compensaciones oficiales. Es entonces donde el empresario arriesga una opinión que sabe que desatará polémica.
“Aunque se enoje algún colega, yo hoy destinaría las compensaciones al sector de la cría, es decir a fortalecer la fábrica de terneros, mediante la tecnificación, la retención de vientres, la incorporación de genética, etcétera. Es decir, buscaría que las compensaciones vayan a la promoción de la productividad en el sector criador”, explica.
Sin perjuicio de ello, queda pendiente la deuda que el Estado mantiene con el sector feedlotero por 2009, y que en ámbitos privados se estima en $1.700 millones.
Sucede que tras las denuncias por irregularidades con los reembolsos y la designación de una nueva gestión a cargo de Juan Manuel Campillo, los pagos a la actividad sufrieron un parate.
“Hay tres cuestiones en esto: la decisión política, que según nos dicen está tomada; la disponibilidad de fondos, donde no habría problemas dado que provienen de las retenciones a la soja, y la administrativa. El problema para sacar los pagos radica en esto último, porque
Otra medida que propone es el incremento del peso mínimo de faena. “Es urgente, porque el mal más grande que tiene la ganadería es la faena del animal liviano. Si le subimos 50 kilos al peso mínimo, donde hoy comen dos argentinos mañana comen tres, y eso es importante”, concluyó Guercetti en diálogo con Infocampo.
Artículo publicado en la edición de hoy de Infocampo Semanario