La iniciativa demandó una inversión de más de $126 millones, y apunta a incrementar el cultivo de caña de azúcar y a solucionar los problemas de accesibilidad de Balderrama y Campo de Herrera.
La industria semillera busca nuevos genotipos que sean superadores a los actuales, pero según indican investigadores, muchas veces no identifican el motivo.