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Un “toma y daca” con la tierra

Dar y recibir. Un viejo principio a veces poco practicado entre los humanos en la vida diaria bien podría ser motivación para los productores agropecuarios que emprenden día a día una relación de “toma y daca” con la tierra que laboran. Por momentos este razonamiento podría parecer alejado de la realidad, pero cierto es que... Read more »

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Por Infocampo

Dar y recibir. Un viejo principio a veces poco practicado entre los humanos en la vida diaria bien podría ser motivación para los productores agropecuarios que emprenden día a día una relación de “toma y daca” con la tierra que laboran. Por momentos este razonamiento podría parecer alejado de la realidad, pero cierto es que algunos investigadores vislumbran un panorama crítico respecto de la pérdida de nutrientes. En este contexto, el Plan de Remineralización de los Suelos impulsado por la Secretaría de Minería nacional y el INTA aparece como una llave para concientizar y encontrar soluciones.

En los últimos años podrían describirse dos tendencias en la agricultura. Por un lado, una mayor tecnificación que permitió lograr mayores rindes sin extraer tantas nutrientes. Por otro lado, aún queda un gran número de productores que, ensimismados en el corto plazo y a partir de una práctica de arrendamiento, no reparan en lo que se le quita al suelo a generaciones futuras.

“En los últimos veinte años la pérdida de nutrientes de los suelos argentinos es crítica”, dice Hugo Fontanetto, del INTA Rafaela, al mismo tiempo que asegura que “las mayores deficiencias son fósforo, azufre y materia orgánica”.

La soja, el cultivo más desarrollado, es el que más nutrientes necesita y es el menos fertilizado. “En un marco como éste es imposible producir sin afectar al suelo y el objetivo debe ser limitar y balancear los procesos de degradación”, dijo Fontanetto. Y agregó: “Se sustraen anualmente 10 M de t de nutrientes y sólo se reponen 2,1 M”.

Ricardo Melgar es investigador del INTA Pergamino y está trabajando en un proyecto que deriva del Fertilizar. Si bien su posición no es tan negativa respecto de la situación de los suelos argentinos, tiene sus críticas. “Hoy estamos con aportes de fertilizantes relativamente satisfactorias”, aseguró Melgar a Infocampo.

No obstante, el ingeniero hace una diferenciación entre los productores “buenos”, los de la región pampeana “asesorados por los grupos CREA o Aapresid”, de los “improvisados o aventureros”. “Los primeros están fertilizando bien, basándose en criterios técnicos, análisis de suelo y niveles de suficiencia. Ahora bien, hoy también hay un gran porcentaje de arrendatarios que les dan un cuidado distinto a los suelos”, indicó Melgar.

La práctica agrícola bajo arrendamiento está entre el 15 y el 75%, según las zonas, siendo las regiones marginales en las que más se arrienda y el sur del país donde menos.

Si se tiene en cuenta que a mayores rendimientos se extraen más nutrientes, entonces podrá vislumbrarse que los suelos nacionales han sido bastante expoliados en los últimos años. “Es importante la práctica de rotación con maíz que aporta mayor carbono”, aseguró Melgar.

Agro y minería

La agricultura, la ganadería y la agroindustria son actividades íntimamente vinculadas al uso de la tierra. Pero también hay otra actividad productiva vinculada al aprovechamiento del suelo que busca hacer sinergia con el campo: la minería.

La idea es de la Secretaría de Minería de la Nación y el INTA a partir del Plan de Remineralización de los suelos cultivables que tiene por objeto desarrollar nuevos mercados para el sector incentivando al productor a poner en práctica una corrección de suelos que mejore los rindes.

El secretario de Minería, Jorge Mayoral, considera que en la Argentina existe “un escenario fantástico para sustituir la importación: realizar negocios en conjunto con el agro”.

En este sentido, Melgar indica que “la producción minera nacional pasó de la ausencia en agricultura a vender una importante cantidad de toneladas el año pasado con lo que sirve para suplir las necesidades de azufre que tiene la Argentina”.

En un país que vive con el combustible de las urgencias, el campo podría ser, una vez más, el que dé el ejemplo. Para ello es importante desarrollar una visión consciente y de largo plazo.

Por Juan Ignacio Martínez Dodda

Redactor de Infocampo

jdodda@infobae.com

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