La situación, que se atribuye a factores especulativos, comenzó a salir a la luz con el inicio de los operativos del plan “Mirar para cuidar” de control de precios, que se realiza con la participación de organizaciones políticas y sociales vinculadas al kirchnerismo, y se fue potenciando con el correr de las horas. Concretamente, en los escaparates de los súper e hipermercados desapareció (literalmente) el azúcar barata que, bajo la marca “Dominó”, debe comercializarse a 2,85 pesos el kilo, y es la única que está incluida en el listado de 500 productos que deben mantener sus precios congelados a partir de un acuerdo firmado con la Nación.
Este azúcar alcanza ese precio increíble (por lo bajo) a raíz de la cuota impuesta por el secretario de Comercio Interior de la Nación, Guillermo Moreno, a los ingenios para que vendan a precio de quebranto el 6 por ciento de la producción total (a razón de 10 mil toneladas mensuales).
El azúcar “Moreno”, como también se la denomina, es destinada a abastecer las góndolas de los supermercados de la Capital Federal y Gran Buenos Aires, mientras que en el Interior no se la distribuye (o al menos nadie sabe dónde la mandan). En Tucumán, por ejemplo, el kilo de azúcar común no baja de los 4 pesos y en algunos casos llega a superar los 7 pesos.
Esta diferencia de precios resulta tan llamativa como la ausencia del producto en un momento en el que, supuestamente, el mercado está abarrotado de azúcar que no se exportó.
La cuota “Moreno”, cuyo dulzor solamente llega a las mesas de algunos argentinos, es resistida por los industriales y genera grandes perjuicios a los productores cañeros, quienes apenas reciben apenas 1,24 centavos por kilo para sostener ese acuerdo con el Secretario de Comercio Interior.