La sequía que atraviesa el Midwest estadounidense no solamente está deprimiendo los rindes, sino que además desató uno de sus efectos colaterales más frecuentes: la irrupción masiva de aflatoxinas.
Las aflatoxinas (un subproducto perjudicial del hongo aspergillus flavus, que se desarrolla bajo la combinación de altas temperaturas, deficiencias hídricas y proliferación de insectos) amenazan con generar graves pérdidas en la cosecha de maíz, tales como las que ocurrieron en 1998 y en 1977.
Si bien el alcance del problema no quedará claro hasta que la cosecha de maíz termine (al 23 de octubre se había cosechado el 65%), “algunos funcionarios oficiales y científicos afirman que entre el 10 y el 30% del maíz de la zona este de Iowa, el mayor productor maicero de Estados Unidos, no es apto para el consumo humano”, según el influyente periódico.
Los estados de Iowa e Illinois son los más afectados por este problema. Si los daños causados por las aflatoxinas alcanzan los porcentajes previstos, la menor oferta exportadora estadounidense podría beneficiar a la Argentina.