“El precio del pan con un trigo sin retenciones ni ROE (Registros de Operaciones de Exportación), es decir, a precio FOB, debería ser de $ 17,27”. Ese valor es más bajo que los últimamente vigentes para el producto.
Así lo sostiene un estudio realizado por la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina (FADA), con sede en Río Cuarto, publicado ayer en el sitio agroverdad.com.ar.
En una parte del trabajo, la institución recuerda que el trigo alcanzó en la Argentina un precio que se convirtió “en récord a nivel mundial”. Un gran logro de las autoridades gubernamentales, si no fuera que no es un récord para celebrar.
“Lo particular de esta situación es que la escasez de trigo no fue producto de una catástrofe climática generalizada en el país, ni de una plaga que afectó al cultivo, como ha sucedido en otras campañas, sino que fue el resultado anticipado de la aplicación de políticas públicas distorsivas que durante años dificultaron la comercialización de trigo y deprimieron los precios, generando importantes desincentivos a la producción”, afirma el informe de FADA.
Esta fundación propone un conjunto de medidas para revertir la caída de la producción de trigo, aumentando la superficie cultivada y propiciando el agregado de valor.
En esa dirección, propone la eliminación inmediata de derechos de exportación (retenciones) al trigo y a todos sus derivados, eliminación de ROE y otras trabas al comercio, régimen de promoción a las inversiones en toda la cadena de trigo y una política comercial agresiva, recuperación y apertura de nuevos mercados, con impulso a la segregación del grano por calidad y a la certificación de procesos y productos.
Según el estudio de FADA publicado por Ámbito Financiero, eliminar las retenciones y ROE al trigo significaría un aumento de 9 millones de toneladas, $ 2.100 millones adicionales de recaudación y u$s 3.000 millones más en exportaciones anuales, con impactos neutros en los precios.
El informe comienza diciendo que durante la campaña 2012/13 la producción argentina de trigo alcanzó uno de sus menores niveles en un siglo. En poco más de una década se pasó de sembrar siete millones de hectáreas a poco más de tres, y de producir 15 millones de toneladas a 8,5 millones. De esta manera, el trigo representaba a principios de la década del 2000 el 26% de la superficie cultivada y en 2013 el 9%, acentuando el proceso de oleaginización del sistema productivo argentino y, por lo tanto, deteriorando su sustentabilidad en el largo plazo.
Esta situación productiva hizo que durante la segunda mitad de 2013 se sufriera una escasez de trigo en el país que, con las importaciones cerradas, generó un alza exponencial de los precios del cereal, duplicando el precio disponible al precio FOB, triplicando el precio FAS y convirtiéndose en el récord a nivel mundial. Este incremento del precio del trigo desencadenó, a su vez, aumentos de las harinas y de los productos panificados. En noviembre el pan había aumentado más del 35% respecto de los meses previos a la escasez.
Si bien la eliminación de las retenciones y los ROE son medidas apoyadas y solicitadas, principalmente por el sector agropecuario, comúnmente se argumentan dos cuestiones para su mantenimiento: el impacto en los precios y en la recaudación que generaría su eliminación.
El documento de la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina presenta estimaciones macro y microeconómicas para demostrar que en la situación actual del mercado de trigo, la eliminación de estos instrumentos tendría impactos positivos en la recaudación y neutros en los precios. Estas conclusiones se respaldan con una estimación del impacto en la recaudación fiscal que significaría la eliminación de los derechos de exportación, donde se contempla la mayor recaudación inmediata y automática de otros impuestos -como IVA, Créditos y Débitos Bancarios y Ganancias- que la eliminación de las retenciones genera, amortiguando una parte importante de la pérdida de recaudación.
Adicionalmente, se estima la mayor tributación que se generaría por el aumento de la producción a los niveles de la campaña 2002/03, siendo el efecto neto en la recaudación fiscal nacional de $ 2.100 millones anuales. A estos números se suman los empleos y la actividad económica generada por casi 9 millones de toneladas de trigo extra al año y u$s 3.000 millones de ingresos por exportaciones que esas toneladas de grano significarían.
Con respecto al impacto en los precios, FADA realizó una modelización microeconómica con datos de los sectores primario, molinero y panadero, que permitieron analizar la composición del precio del pan y los impactos que la eliminación de los ROE y las retenciones podrían tener en el precio del pan. Mediante este análisis, el informe explica que “pequeños aumentos de precios del trigo serían en gran parte absorbidos por la “utilidad” de la cadena y no se trasladarían completamente a precio.
Tal es así, que de acuerdo a las modelizaciones realizadas, el precio del pan con un trigo sin retenciones ni ROE, es decir, a precio FOB, debería ser de $17,27, menor a precio actual con un precio de trigo un 41% mayor al actual. Esto es así porque existe una “utilidad” a lo largo de la cadena transformadora del trigo superior a la media histórica, explicada por la rigidez a la baja de los precios y la dispersión de los mismos en una situación inflacionaria.
Sin embargo, si se diera el caso de que el aumento del precio del trigo se trasladase completamente al precio del pan, esto significaría un aumento de $ 0,91 por kilo, lo que representa un incremento del 5,1% con respecto al precio actual. Esto genera un impacto por única vez en el IPC de 0,10% si sólo se considera el `pan fresco` y del 0,36% si se consideran todos los ítems contenidos dentro de la categoría `Productos de panificación, cereal y pastas`, en contraposición con una inflación mensual cercana al 2%.”
El estudio concluye afirmando que “estos datos ratifican que la quita de los DEX y ROE no sólo mejora la situación con respecto al precio actual de los panificados, sino que si se considera un precio del pan con precios de trigo normales, el efecto en el precio es ínfimo y no justifica la pérdida en términos económicos y sociales que significan para el país más de 3 millones de hectáreas y 9 millones de toneladas de trigo, que podrían traducirse en cerca de u$s 3.000 millones anuales de exportaciones de granos.”
