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Anuario 2025: el trigo abre el surco hacia una cosecha con todo a favor para ser histórica

Con proyecciones que no encuentran techo, la cosecha de trigo será récord y se espera que lo mismo ocurra con el maíz y el girasol. Clima y estrategias agronómicas: qué factores influyeron para cultivos con números “alienígenas”.

Cosecha de trigo (Imagen publicada por Florencia Ricca en X)
Favio Re
Por Favio

Jefe de Redacción de Infocampo.

Como si fuera un remate de hacienda en el que se escucha la célebre frase “quién da más”, buscando algún comprador que aumente el precio del animal, la cosecha de trigo 2025/26 transita por un escenario en el que cada semana que pasa se suben más las apuestas sobre hasta dónde llegará el volumen del principal cereal de invierno que se produce en Argentina.

A mediados de septiembre, la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), por caso, pronosticaba preliminarmente una zafra triguera que apenas superaría los 20 millones de toneladas, levemente por encima del ciclo pasado.

En similar sintonía, unos días después, la Bolsa de Cereales realizaba su lanzamiento de campaña gruesa 2025/26, donde actualizaba su perspectiva para el trigo a unos 22 millones de toneladas.

Tres meses después, con más del 70% de los lotes recolectados, ambas entidades han elevado sus previsiones por encima de 27 millones de toneladas y admiten que la cifra aún puede seguir creciendo.

Lo mismo sucede con el Gobierno nacional: la primera estimación de la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca (SAGYP), conocida en noviembre, fue de 24,7 millones de toneladas, una cifra que ya era récord, y que en la última semana actualizó a 26,8 millones de toneladas.


¿EL PUNTAPIÉ INICIAL A UNA COSECHA HISTÓRICA?

Pero el trigo parece ser solo una antesala de lo que puede suceder en la campaña completa: en sus proyecciones de septiembre, ambas Bolsas ya preveían una cifra récord para el conjunto de los principales cultivos, por encima de 140 millones de toneladas.

Con el trigo pisándole los talones a la insólita marca de 30 millones, ni hablar. Y si se tiene en cuenta que tanto en maíz como en girasol también el estado de los lotes sorprende, y que la soja si bien se implantó menos también luce en muy buenas condiciones, la mesa está servida para que la Argentina se inunde de granos.

Todo esto, vale decirlo, por detrás de una cosecha 2024/25 para nada despreciable: según las estadísticas de la BCR, tomadas en base a sus propios registros y a los de la SAGYP, entre soja, maíz, trigo, cebada, girasol, sorgo y otros cultivos extensivos, la última temporada dejó 138,1 millones de toneladas, la segunda mejor cifra de la historia por detrás de los 141,5 millones de toneladas de 2018/19.

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Ahora, con lo que está aportando el trigo y las excelentes proyecciones para la gruesa, el sueño de superar la barrera de los 150 millones de toneladas parece no estar lejos.

¿QUÉ PASÓ PARA QUE SE VENGA UNA “SUPERCOSECHA”?

La posibilidad de semejante producción es seguida con atención tanto desde los sectores económicos que dependen del derrame del campo, como desde las autoridades políticas que necesitan un amplio flujo de divisas para sostener el dólar, así como también los ingresos que se generan por la recaudación vía retenciones y otros impuestos.

Por eso, es uno de los temas que eligió Infocampo para analizar en su Anuario 2025.

Para Cristián Russo, jefe de estimaciones agrícolas de la BCR, desde donde comanda la Guía Estratégica para el Agro (GEA) de la entidad rosarina, lo que ha sucedido durante el corriente ejercicio ha sido realmente sorprendente.

“Ante todo, quiero recordarte que esto que estamos disfrutando ahora fue arrancando enero con una sequía con epicentro ¡en Pergamino! Decíamos en ese entonces que nos faltaba un año de agua en toda la región pampeana, todos los mapas estaban en rojo, febrero también parecía que no llovía”, repasó Russo.

Sin embargo, en el segundo mes del año el cielo se destapó y desató un vendaval que no preveía ni el más optimista de los expertos: en otoño hubo verdaderos diluvios, con zonas incluso que superaron los 500 milímetros, entre las que estuvo aquel Pergamino que a principios de año languidecía por la falta de agua.

“Y luego llegaron las sorpresas realmente locas: un invierno con julio por encima del promedio y un agosto con hasta ocho veces más que la media. Lo normal en la región pampeana eran 30 milímetros y llovieron 200”, continuó.

Párrafo aparte insoslayable en este contexto: el lado B de este contexto lluvioso fue la enorme cantidad de hectáreas que quedaron y siguen bajo el agua en muchas zonas, sobre todo de Buenos Aires.

https://www.infocampo.com.ar/anuario-2025-las-inundaciones-un-drama-que-desnudo-la-falta-de-infraestructura-que-sufre-el-campo/

Pero “rains make grains” (las lluvias producen granos) dicen en Chicago y, para el conjunto de toda la producción agrícola nacional, siempre es mejor que sobre agua y no que falte.

LAS TEMPERATURAS TAMBIÉN AYUDARON

Desde el punto de vista de Russo, realmente se alinearon todos los planetas: además de las excelentes recargas de agua, también acompañaron las temperaturas.

“Las lluvias fueron casi siempre de noche y con condiciones bastantes frescas, pero buenos índices de heliofanía; o sea, lo ideal para el llenado de granos: temperaturas frescas, con mucho sol”, sintetizó.

En otras palabras: no hubo ni grandes heladas que pudieran afectar los cultivos, ni tampoco olas de calor atemporales. Y lo del calor fue un beneficio doble: con semejante cantidad de agua, se presagiaba una alta proliferación de enfermedades, algo que no ocurrió precisamente porque las elevadas condiciones de humedad no estuvieron acompañadas por altas temperaturas.

La cosecha de trigo ya no tiene calificativos: no para de sumar toneladas y no se descarta que siga creciendo

“Tuvimos condiciones excepcionales, los planetas se alinearon en todo sentido, vaya a saber cuándo volveremos a vivir algo igual”, continuó Russo.

¿Cuál es el resultado de esto? Rendimientos imposibles de creer, como promedios de 55 quintales por hectárea en lotes históricamente malos, y picos que superan los 100 quintales.

“La realidad, hoy, es que es difícil hablar de números, porque no sabemos dónde puede terminar la cosecha. Los valores son alienígenas para el trigo. Todos estamos sorprendidos y todavía no está dicha la última palabra”, sentenció Russo.

En este contexto, no quiso dejar de mencionar que el productor también hizo su parte: “Estuvo muy atento a lo que pasa y la inversión en fertilización fue muy grande. La jugada fue buena, porque hoy tenemos precios bajos del cereal que, con rendimientos normales, hubiera sido un problema”.

LA HORA DEL MAÍZ

Ahora llega el turno de soñar también con los granos gruesos, y el maíz pica en punta para alimentar estas expectativas.

“La siembra fue la segunda más importante de la historia: hemos relevado unos 9,2 millones de hectáreas, de los que 8 millones tienen destino comercial, y se volvió a sembrar una grandísima superficie de manera temprana para aprovechar el agua, algo que hacía mucho no sucedía”, se entusiasmó Russo.

Aunque todavía es temprano para las proyecciones productivas, el referente de la GEA mencionó que en algunas regiones ya hablan de pisos por encima de 80 o 90 quintales, lo que apuntala una estimación de cosecha récord, que supera los 60 millones de toneladas.

Un valor que, si el clima sigue acompañando como hasta ahora, seguro crecerá como lo hizo el trigo desde septiembre hasta hoy.

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