Según informó el matutino Ámbito Financiero, desde esta semana, Arcor incorporó a las góndolas varias marcas de “corn flakes”, a través de una inversión de $ 10 millones. Se trata de un mercado absolutamente subdesarrollado, ya no para los estándares internacionales (los estadounidense consumen 4 kilos per cápita por año, pero los irlandeses duplican esa cantidad), sino para los regionales. Los argentinos engullen modestísimos 300 gramos de cereales cada doce meses, contra el 1,1 kg de los chilenos y los 800 g de los brasileños.
“Aspiramos a duplicar la cifra, y a ser líderes del sector en tres años”, dice Andrés Kroyer, gerente de negocios de Bagley, el “paraguas” con el que se comercializarán los cereales de Arcor. Bagley, cabe recordarlo, es un joint venture entre el grupo nacido en Arroyito (Córdoba), con el 51%, y la francesa Danone, con el 49%.
Los que dominan el mercado son los adventistas de Granix, con el 23% de “share” y fabricación local; los siguen los estadounidenses de Kellog’s, inventores de los copos de cereal, con el 21% (importan todo de Brasil). Detrás se encolumnan Nestlé (18%), Tres Arroyos (15%).