Investigadores de INTA junto con la Administración Nacional de Laboratorios e Institutos de Salud aplicarán una tecnología, desarrollada por el instituto, para producir suero antiofídico a partir de la yema de huevo, el único tratamiento existente para la mordedura de serpientes, escorpiones y artrópodos venenosos. A la vanguardia mundial, esta biotecnología sustituye el uso de sueros equinos, tiene menor costo de producción y aumenta hasta 10 veces la existencia actual de dosis de antiveneno.
“La realidad es que la producción de antisueros tuvo muy poca innovación desde sus comienzos hace más de un siglo y, al tratarse de un medicamento estratégico y cuya fabricación no siempre es rentable, el Estado debe hacerse cargo de su producción”, afirmó Pablo Chacana, especialista del Instituto de Patobiología del INTA.
De acuerdo con los datos de la Organización Mundial de la Salud, anualmente, cerca de 5 M de personas sufren mordeduras de serpiente y otras 2,4 M padecen intoxicaciones por envenenamiento. Además, se registran entre 94.000 y 125.000 defunciones y 400.000 amputaciones. Las principales zonas afectadas son poblaciones rurales de escasos recursos que viven en África y Asia Sudoriental.
“La tecnología IgY (Inmunoglobulina de Yema de Huevo) consiste en inmunizar a las gallinas ponedoras con algún antígeno para luego extraer los anticuerpos de la yema de los huevos que éstas producen”, explicó Mariano Fernández Miyakawa, especialista del mismo organismo.
Asimismo, señaló que, históricamente, la producción de anticuerpos policlonales se realizó a partir del suero de los mamíferos y cuya extracción requería la sangría del animal. En este caso, la tecnología IgY resulta menos invasiva, ya que las gallinas reciben un plan de inmunización y las inmunoglobulinas séricas son transferidas a los huevos, que sólo deben recolectarse.
Entre otras ventajas, se destacan el bajo costo de producción respecto del mantenimiento de los equinos y la posibilidad de ampliar la producción con sólo incrementar el plantel de aves. Asimismo, con relación a los caballos que se crían a campo abierto, el confinamiento en jaulas mejora el control sanitario, factor que aporta a la calidad del antisuero.