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Demasiados problemas para el trigo que viene

La producción y los ingresos nacionales generados por el cereal en 2005/06 serán menores a los registrados en la presente campaña. El factor climático juega en contra.

La producción y los ingresos nacionales generados por el cereal en 2005/06 serán menores a los registrados en la presente campaña. El factor climático juega en contra.
infocampo
Por Infocampo

Las reservas hídricas necesarias para sembrar trigo son insuficientes en las regiones sudoeste, sur y parte del sudeste de Buenos Aires. Lo mismo sucede en las zonas sudeste de Córdoba y sudeste de Santa Fe.

“La corriente fría de Malvinas avanzó considerablemente hacia el norte, desplazando a la corriente cálida del Brasil y enfriando el litoral atlántico argentino, por cuya causa se verificó una disminución de las precipitaciones en parte del centro y todo el sur de la región pampeana”, comenta Eduardo Sierra, director de la Fundación Climagro.

Es muy probable que el área de siembra de trigo descienda de manera importante en las zonas afectadas del sur de las provincias de Córdoba y Santa Fe. Esto porque las posibilidades de recibir lluvias abundantes en los próximos meses son escasas.

“Existe un alto riesgo de que, durante lo que queda del otoño y la mayor parte del invierno, la tendencia decreciente de las reservas de humedad de los suelos se fortalezca, complicando la etapa de siembra y arranque de los lotes, así como la etapa vegetativa de su ciclo”, advierte Sierra.

Por su parte, Stella Carballo, investigadora del Instituto de Clima y Agua del INTA Castelar, estima que en el sur de la provincia de Buenos Aires hacia fines de julio o inicios de agosto de 2005 se presentarían precipitaciones suficientes como para sembrar -al menos- trigos de ciclo corto. Aunque, aun en el mejor de los escenarios, las complicaciones logísticas harán imposible sembrar ciclos cortos en toda la superficie destinada originalmente a las variedades de ciclo largo.

“En el sur los productores que hacen (siembra) directa están mejor, porque pudieron conservar una mayor cantidad de agua en el perfil del suelo; pero los que trabajan en (labranza) convencional están más complicados”, indica Carballo.

La situación climática está lejos de ser la única preocupación. El costo relativo de los insumos -con excepción del glifosato- se incrementó de manera significativa en el último año. Por ejemplo: el valor de la urea granulada, medido en toneladas de trigo, aumentó un 81% entre mayo de 2004 y el mismo mes de 2005. Pero el dato es que la mayor parte de los productores trigueros vendieron su cereal en enero pasado. Y si se mide la evolución anual del valor de la urea en función del precio promedio del trigo de enero de 2005, nos encontramos con un incremento relativo del costo del 128% (ver gráfico).

Además, se espera que -tal como sucedió en esta campaña- el grueso de la oferta de trigo 2005/06 se comercialice durante enero del año que viene (un factor que suele deprimir los valores internos del cereal de manera considerable).

Ezequiel Tambornini

Especial para Infocampo

La producción y los ingresos nacionales generados por el cereal en 2005/06 serán menores a los registrados en la presente campaña. El factor climático juega en contra.
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Por Infocampo

Las reservas hídricas necesarias para sembrar trigo son insuficientes en las regiones sudoeste, sur y parte del sudeste de Buenos Aires. Lo mismo sucede en las zonas sudeste de Córdoba y sudeste de Santa Fe.

“La corriente fría de Malvinas avanzó considerablemente hacia el norte, desplazando a la corriente cálida del Brasil y enfriando el litoral atlántico argentino, por cuya causa se verificó una disminución de las precipitaciones en parte del centro y todo el sur de la región pampeana”, comenta Eduardo Sierra, director de la Fundación Climagro.

Es muy probable que el área de siembra de trigo descienda de manera importante en las zonas afectadas del sur de las provincias de Córdoba y Santa Fe. Esto porque las posibilidades de recibir lluvias abundantes en los próximos meses son escasas.

“Existe un alto riesgo de que, durante lo que queda del otoño y la mayor parte del invierno, la tendencia decreciente de las reservas de humedad de los suelos se fortalezca, complicando la etapa de siembra y arranque de los lotes, así como la etapa vegetativa de su ciclo”, advierte Sierra.

Por su parte, Stella Carballo, investigadora del Instituto de Clima y Agua del INTA Castelar, estima que en el sur de la provincia de Buenos Aires hacia fines de julio o inicios de agosto de 2005 se presentarían precipitaciones suficientes como para sembrar -al menos- trigos de ciclo corto. Aunque, aun en el mejor de los escenarios, las complicaciones logísticas harán imposible sembrar ciclos cortos en toda la superficie destinada originalmente a las variedades de ciclo largo.

“En el sur los productores que hacen (siembra) directa están mejor, porque pudieron conservar una mayor cantidad de agua en el perfil del suelo; pero los que trabajan en (labranza) convencional están más complicados”, indica Carballo.

La situación climática está lejos de ser la única preocupación. El costo relativo de los insumos -con excepción del glifosato- se incrementó de manera significativa en el último año. Por ejemplo: el valor de la urea granulada, medido en toneladas de trigo, aumentó un 81% entre mayo de 2004 y el mismo mes de 2005. Pero el dato es que la mayor parte de los productores trigueros vendieron su cereal en enero pasado. Y si se mide la evolución anual del valor de la urea en función del precio promedio del trigo de enero de 2005, nos encontramos con un incremento relativo del costo del 128% (ver gráfico).

Además, se espera que -tal como sucedió en esta campaña- el grueso de la oferta de trigo 2005/06 se comercialice durante enero del año que viene (un factor que suele deprimir los valores internos del cereal de manera considerable).

Ezequiel Tambornini

Especial para Infocampo

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