BASF, el mayor fabricante mundial de productos químicos, está a semanas de desafiar la resistencia europea a las plantas genéticamente modificadas con una papa que cosechará ganancias y valoración bursátil, junto con otros cultivos producidos mediante la bioingeniería.
La papa Amflora, diseñada para su uso como almidón industrial, será el primer producto genéticamente modificado cuyo cultivo se autorice en la Unión Europea desde hace casi un decenio y podría generar 30 millones de euros (US$43,7 millones) en ganancias anuales. La aprobación por la Comisión Europea ayudará a BASF a promover otras materias primas de su sector biotecnológico, incluida una papa resistente a las plagas.
El máximo responsable, Juergen Hambrecht, ha aumentado el gasto en investigaciones y convirtió a la unidad agrícola en la de más rápido crecimiento de la compañía alemana. Una sociedad con el líder del sector, Monsanto Co., dará frutos en cerca de dos años en un mercado global que moverá US$20.00 millones, dijo Oliver Schwarz, analista de Equinet AG. Schwarz predice que la acción, que ha avanzado un tercio este año camino a su quinto aumento anual consecutivo, subirá 21 por ciento más.
“Las acciones tienen el potencial de subir sustancialmente en el próximo decenio’, dijo Schwarz, que está afincado en Fráncfort. “Aunque los consumidores europeos son aún muy escépticos respecto de las modificaciones genéticas en su comida, no ocurre lo mismo en Estados Unidos y Asia’.
La Comisión Europea, el órgano normativo de la UE de 27 naciones, se propone permitir el cultivo de la papa en el bloque antes de fin de año. Los Gobiernos nacionales están divididos en cuanto al tema, y la comisión los ha instado a endosar su propuesta de autorización.
El súper tubérculo de BASF se sumará a cerca de 15 productos genéticamente alterados que la UE ha autorizado desde 2004. En esa fecha, el bloque comercial puso fin a una moratoria de seis años tras introducir estrictas reglas de etiquetado y crear un organismo de alimentos para analizar las solicitudes. Todas las aprobaciones de los pasados tres años fueron para importación y no para cultivo.
Los ingresos de Amflora serán la primera ganancia de la unidad científica de vegetales de BASF después de 10 años de inversiones, y le añadirá a la compañía entre 20 millones y 30 millones de euros al año, dijo el jefe de la filial, Hans Kast, en una entrevista del 29 de octubre.
Conforme la población mundial crece hacia una cifra estimada de 8.300 millones para 2030, la cantidad de tierra cultivable por persona declinará, según pronósticos, en cerca de un quinto, dijo BASF citando a la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación. Eso está creando la necesidad de una mayor producción por hectárea y un mayor rendimiento de las cosechas, resistencia a las pestes y sequías y una nutrición más sana.
Fuente: Bloomberg

