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Ganadería: tiempos de oferta acelerada, signo de un cambio de ciclo

Un análisis del mercado ganadero de la Bolsa rosarina indica que el negocio ingresa a una nueva fase productiva y de negocios.

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Por Infocampo

A contramano de lo que sucede en el resto del mundo, la actividad de faena en Argentina no ha detenido su marcha.

Según el análisis que hace el Rosgan, el Mercado Ganadero de la Bolsa de Comercio de Rosario, a diferencia de otros grandes productores de carne, como Brasil o Estados Unidos, el nivel de atomización de la faena argentina constituye un factor clave que evitó que los cierres temporarios, que debieron efectuarse ante la detección de casos de COVID-19, hicieran mella sobre en el abastecimiento de carne.

Lo cierto es que la actividad de faena viene registrando una tendencia creciente, impulsada por un elevado nivel de oferta. En los últimos dos meses de plena cuarentena, la faena diaria mostró un incremento superior al 14% interanual, y del 17% al 21%, si se lo compara contra el promedio ajustado de los últimos 12 años.

Entonces, se pregunta el análisis: ¿Hacia dónde nos conduce este incremento en el nivel de faena?

La capacidad de compra de la industria exportadora se ubica cerca de un 30% por debajo de los niveles registrados un año atrás.

El mercado interno, que durante las primeras semanas de aislamiento parecía no tener límite para el abastecimiento, comenzó a hacer notar su debilidad tras una prolongada cuarentena que afecta de lleno el ingreso del consumidor promedio.

De esta forma, indica el informe de la entidad, se remarca que el mercado ganadero está ingresando a una importante fase de capitalización movido por la ausencia de alternativas de colocación y resguardo de activos.

  • Todo animal que sale terminado del campo rápidamente es repuesto.
  • Está disminuyendo la participación de hembras en la faena de hembras.

La hipótesis que más fuerza adquiere bajo el actual contexto es la de una aceleración de la faena durante estos primeros meses del año, para luego ingresar a una fase de leve desaceleración, producto de la prolongación de ciclos productivos y una mayor retención de vientres como reserva de valor.

Bajo esta lógica, si las 5,6 millones de cabezas faenadas de enero a mayo explicaran entre el 41% y el 43% de la faena anual (correspondiente al promedio y máximo de la serie), el volumen proyectado estaría arroyando aproximadamente unos 13,5 millones de cabezas, 3,5% menos que el año previo y similar al 2018.